Autora: Ana Muñoz
Muchos estudiantes consideran que ir a clase es tremendamente aburrido, hasta el punto de que a algunos les entran ganas de quedarse dormidos. Pero hay algunas cosas que puedes hacer para que tu jornada en clase no resulte tan aburrida. En definitiva, consiste en usar tu imaginación y creatividad para transformar la experiencia que estás viviendo.
Al fin y al cabo, todas las experiencias tienen un importante componente subjetivo que podemos controlar. Cuando un grupo de estudiantes está en clase, escuchando al profesor, desde fuera parece que todos estás viviendo la misma experiencia. Pero, si pudiéramos entrar dentro de sus mentes, veríamos que cada uno está viviendo una experiencia totalmente diferente y única. Y esto significa que la experiencia que vives tú puede cambiar. ¿Cómo hacer esto? Estos son algunos ejemplos que pueden servirte para darte cuenta de cómo puedes cambiar tu experiencia, pero no necesariamente van a servirte de ayuda, pues al final serás tú quien deba encontrar el modo más apropiado para ti, usando tu propia imaginación y creatividad. Por supuesto, ten en cuenta que tu objetivo no es solo no aburrirte, sino también prestar atención y aprender en clase.
1. Imagina que eres un crítico literario (o un crítico a secas) y que el profesor está dando un discurso que debes analizar en busca de contradicciones, incongruencias, ideas interesantes, uso de la gesticulación para enfatizar, lenguaje no verbal, facilidad con la que se entiende lo que dice., etc.
2. Imagina que eres periodista y que debes escribir un artículo para el periódico en que trabajas acerca de lo que dice el profesor. Esto te obligará a prestar atención, tomar notas, hacer preguntas.
3. Plantea a un grupo de compañeros hacer un debate de una media hora después de clase acerca de lo que ha dicho el profesor.
4. Proponte como objetivo sacar el mayor partido posible a esa clase e intentar aprender lo máximo que puedas durante el rato que dura la clase, como si fuera una especie de concurso que deseas ganar sobre “quién puede aprender más de lo que dice un profesor” o “quién puede recordar más de lo que dice el profesor”.
Y como un último método, quizás poco imaginativo pero también muy efectivo, está el hecho de tomar apuntes. Mientras tomamos apuntes tenemos la mente centrada en lo que dice el profesor, estamos atentos y concentrados, y el hecho de estar escribiendo hace que estemos activos, de manera que resulta más entretenido. Además, tu mente, al estar concentrada en lo que estás haciendo, tiene menos probabilidades de divagar, pensar en otras cosas o no atender en clase. Por tanto, incluso aunque prefieras estudiar usando el libro de texto, toma apuntes igualmente, porque te ayudarán a sacar mayor partido de la clase y a no aburrirte.