Autora: Ana Muñoz

Para tratar la ansiedad, lo más habitual es el uso de terapia farmacológica o de psicoterapia cognitivo conductual. Esta última ha demostrado ser eficaz para superar definitivamente la ansiedad. No obstante, existen también otros tipos de tratamiento diferentes que pueden servir de ayuda. De hecho, más que preguntarnos cuál es el mejor tratamiento para los trastornos de ansiedad, deberíamos preguntarnos cuál es el tratamiento más adecuado para una persona determinada que presenta un trastorno de ansiedad.

Entre estos tratamientos que podríamos llamar alternativos (debido que se usan con menos frecuencia) se encuentran los siguientes:

Alimentación

Los alimentos que ingerimos producen un efecto en nosotros, y algunos de ellos pueden producir palpitaciones y nerviosismo. Por ejemplo, el azúcar puede aumentar la frecuencia cardiaca en personas especialmente sensibles casi inmediatamente después de haberla ingerido, ocasionando síntomas similares a los de la ansiedad. Si además, esta persona está ansiosa por otros motivos, ingerir alimentos que contienen azúcar puede agravar considerablemente sus síntomas. Algo similar sucede con el café y el tabaco. Los ataques de pánico, por ejemplo, son más frecuentes entre los fumadores.

La dieta más adecuada para combatir la ansiedad consiste en alimentos crudos, no procesados, grasas no hidrogenadas y semi-insaturadas y proteínas de origen ecológico, que estén libres de esteroides, aditivos y medicamentos. Deberá limitarse o prescindirse totalmente de cafeína, azúcar y alcohol.

Ejercicio físico

El ejercicio físico, al igual que el respiratorio que veremos a continuación, sirve de gran ayuda para las personas que se sienten tensas y nerviosas gran parte del día. Elige un deporte que te atraiga y practícalo de forma regular. Puede tratarse de un deporte en equipo, como baloncesto, tenis, pádel, fútbol, etc., o un deporte en solitario, como nadar, correr, patinar, ciclismo, etc.

Ejercicios respiratorios

Practicar diariamente ejercicios respiratorios puede ser de gran ayuda para combatir la ansiedad, sobre todo en casos de personas que se sienten tensas y ansiosas buena parte del día.

Estas personas suelen tener una respiración superficial, de modo que pueden tener tendencia a hiperventilar. Los síntomas de la hiperventilación son muy similares a los de la ansiedad.

Para hacer los ejercicios respiratorios, túmbate en un lugar cómodo y tranquilo y coloca tu mano sobre tu abdomen. Empieza inhalando como si quisieras llenar tu abdomen de aire (notarás como tu mano se eleva mientras se hincha tu abdomen). Después sigue inhalando hacia arriba hasta llenar tus pulmones, llenándolos de arriba abajo. Luego expulsa el aire lentamente y repite esto varias veces. La persona que está muy tensa puede tener problemas para hacer esto, debido a que sus músculos están en tensión. Sigue practicando y verás cómo te ayuda a relajarte.

A lo largo del día, acostúmbrate a hacer respiraciones profundas de vez en cuando. Recuerda que puedes tener tendencia a respirar de forma superficial, por tanto tendrás que recordarte a ti mismo/a con frecuencia respirar correctamente.

Mindfulness

El término mindfulness hace referencia a la "posesión" total de cada momento de la propia experiencia, tanto si es buena y divertida como si es mala, dolorosa o aterradora. Implica practicar la capacidad de prestar una atención total al momento presente. Para hacer una meditación mindfullness has sentarte tranquilamente y observar cada pensamiento o emoción que pase por tu mente sin reprimirlo, aceptándolo tal como es y luego volver tu atención a tu respiración.

Flores de Bach

La terapia con flores de Bach consiste en el uso de diluciones de esencias florales descubiertas por el doctor Edward Bach (1886-1936). Según Bach, el desequilibrio emocional es el responsable de la enfermedad.

Las flores de Bach actúan empujando al organismo hacia el equilibro emocional y la autocuración. Se usan 38 remedios florales, cada uno relacionado con una emoción negativa.

Renegociación del trauma

La renegociación del trauma (Levine, 1997) es un aproximación terapéutica en la que se considera que una energía residual queda atrapada en el sistema nervioso central debido a las experiencias de traumas en la infancia y que los síntomas postraumáticos resultantes son una respuesta fisiológica. La terapia consiste en permitir que la energía atrapada creada por la "respuesta de inmovilidad" (o parálisis) sea liberada.

Terapia cráneosacral

Se centra en una manipulación suave del fluido cerebroespeinal, que es producido y absorbido por el cuerpo de forma regular y rítmica. Es similar a la renegociación del trauma, pues persigue liberar la energía atrapada o bloqueada por el trauma, aunque desde una aproximación física. No obstante, en general, al terapia craneosacral pretende facilitar un equilibrio entre el sistema nervioso simpático y el parasimpático, restableciendo el funcionamiento adecuada de las glándula adrenales, encargadas de producir las llamadas hormonas del estrés.

Biofeedback

Se usa para aumentar la capacidad de una persona para controlar sus respuestas fisiológicas. Se utilizan aparatos que miden diversas funciones, como la temperatura corporal, la tensión muscular, la frecuencia cardiaca, etc., mediante electrodos colocados en la piel. Esto permite al paciente tener información de sus propias respuestas fisiológicas, lo que le permite aprender a controlarlas.