Autora: Ana Muñoz


El vaginismo se produce cuando los músculos que rodean la vagina (esfínter vaginal) se contraen involuntariamente, produciendo un espasmo que mantiene la vagina cerrada, impidiendo la penetración.

Esta contracción es parte de la respuesta del estrés, una reacción destinada a proteger al cuerpo de una aproximación no deseada.

Normalmente, estos músculos mantienen la vagina cerrada hasta el momento en que es necesaria su dilatación. En ese momento, los músculos se relajan y la vagina puede dilatarse. Esta relajación del esfínter vaginal permite que se produzca la penetración sexual, el parto, exploraciones médicas, inserción de tampones...

Síntomas

La severidad del vaginismo puede variar de una mujer a otra, de modo que los síntomas pueden ser diferentes, de modo que cada mujer puede presentar todos los síntomas siguientes o sólo algunos de ellos:

  • No poder insertar tampones en la vagina.
  • No poder realizarse un examen médico pélvico.
  • No poder insertar el propio dedo en la vagina.
  • No poder realizar la penetración durante el acto sexual.
  • Dolor cuando se intenta la penetración debido a la contracción muscular.
  • Pérdida del deseo sexual cuando se intenta la penetración.

A nivel emocional, puede aparecer desde una serie de síntomas que van desde una leve aprensión en el momento de la penetración, que puede desaparecer con palabras de comprensión y apoyo, hasta un gran ansiedad, con palpitaciones, que lleva a la mujer a cerrar fuertemente las piernas y empujar a la persona que intenta la aproximación, huyendo de la situación.

El vaginismo suele producir frustración, pues la mujer desea poder mantener una relación con penetración y se siente frustrada por no lograrlo. No obstante, también hay que tener presente que la sexualidad, los gustos y los comportamientos sexuales son muy variados, y una mujer puede no sentirse atraída por la penetración, prefiriendo otros tipos de actos sexuales diferentes (sexo oral, masturbación por parte de la pareja, etc.). Por desgracia, la presión social hacia la penetración es muy fuerte, y se considera que a toda mujer heterosexual debe gustarle la penetración, cuando eso no tiene por qué ser necesariamente cierto. Del mismo modo que a algunas personas les atrae el sexo oral y otras lo rechazan, o a algunas personas les gusta el sexo anal y otras lo rechazan, a algunas mujeres no les atrae la penetración.

Si este es el caso, puede darse un problema en la pareja por desear cosas diferentes, y pueden necesitar asesoramiento psicológico, pero no se trataría de un problema de vaginismo. Antes de realizar el diagnóstico de vaginismo, hay que asegurarse de que la mujer realmente desea la penetración y le supone un problema no poder llevarla a cabo.

Causas

La existencia de vaginismo no implica que exista ausencia de deseo sexual. Muchas mujeres están excitadas y desean realizar el acto sexual, y disfrutan sin problemas con otros tipos de relaciones sexuales que no incluyan la penetración. Las causas de vaginismo son las siguientes:

- Inhibiciones sexuales debido a creencias religiosas que hacen percibir el acto sexual como sucio, pecaminoso, etc. En estos casos, una parte de la mujer puede desear mantener relaciones, mientras que otra parte las rechaza debido a la educación recibida, de modo que aparecen impulsos contradictorios que crean ansiedad.

- Miedo. Algunas mujeres tienen miedos en relación al sexo, como miedo al dolor, miedo al embarazo u otros tipos de miedos que producen ansiedad, la cual hace que la vagina permanezca seca y contraída, impidiendo la penetración. La mala información respecto al sexo o la falta de educación sexual pueden promover diversos miedos. La falta de información puede dar lugar a incertidumbre y miedo a lo desconocido. Otros miedos como a no gustar a la pareja, a no saber hacerlo, a no responder a las expectativas de la pareja, a ser rechazada, a ser controlada por un hombre, etc., pueden producir ansiedad. En algunos casos, una primera experiencia sexual dolorosa puede producir miedo; por ejemplo, la mujer puede pensar que su vagina es demasiado pequeña.

- En algunos casos, el vaginismo puede aparecer tras una historia de relaciones sexuales con penetración sin problemas debido a los efectos físicos de después del parto, cansancio o algún otro motivo que hace que la mujer no esté preparada para el acto sexual.

- Infecciones vaginales. Las infecciones y otros problemas médicos pueden hacer que la penetración sea dolorosa, de modo que aparece ansiedad. Incluso una vez superada la infección puede seguir existiendo ese miedo al dolor. El dolor debido a la irritación vaginal causada por el uso de espermicidas o el látex del preservativo puede provocar vaginismo.

- Búsqueda del acto sexual por motivos equivocados. A veces, aunque una mujer desee realizar el acto sexual, el motivo por el que quiere hacerlo no es el deseo sexual, sino otros diferentes. Por ejemplo, algunas adolescentes pueden querer perder la virginidad por considerar que tienen una edad a la que ya deberían haber probado el sexo, cuando en realidad todavía no están preparadas o no lo desean libremente. En otras ocasiones, una mujer puede estar buscando principalmente amor y contacto físico, sin desear realmente el sexo, pero se ve empujad a dar sexo a cambio de esa cercanía emocional. Esto supone una traición a sí misma hacia la que el cuerpo se rebela, produciéndose la contracción de la vagina que impide la penetración.

- Traumas. Por ejemplo, enfermedades que llevaron a que el cuerpo fuese repetidamente expuesto a tratamientos médicos, graves complicaciones durante el parto, abuso sexual o violación, maltrato.

Tratamiento y autoayuda

El tratamiento dependerá de las causas por las que se está produciendo el vaginismo en cada mujer. Es posible que sea necesaria una educación sexual para librar a la mujer de ideas erróneas respecto al sexo. Las falsas creencias que están manteniendo el problema pueden corregirse con facilidad. Tener una información apropiada acerca del sexo es importante para tener una sexualidad sana.

En casos de traumas, como violaciones, será necesario tratar el trauma y ayudar a la mujer a superar lo ocurrido en vez de centrarse en el vaginismo, que no es el verdadero problema, sino un síntoma más.

Cuando la causa del vaginismo es el miedo a la penetración (por miedo al dolor, por ejemplo), pueden usarse dilatadores vaginales. Se trata de dilatadores con forma de pene de diversos tamaños. Se empieza utilizando el más pequeño y cuando pueda usarse sin problemas se pasa a un tamaño mayor.

Los dilatadores suele usarlos la mujer estando a solas, aunque si así lo prefiere puede usarlos con su pareja, como forma del juego sexual.

Cuando puedas utilizar el dilatador de mayor tamaño sin sentirte ansiosa y sin sentir ningún dolor, entonces puedes intentar la penetración por parte de tu pareja.

Si consideras que el uso de dilatadores no es el método más apropiado para ti, trata de conocer tu propio cuerpo. Puedes ir poco a poco. Por ejemplo, puedes empezar simplemente tocando tu zona vaginal. Si esto hace que te sientas ansiosa, detente, relájate unos minutos y luego continúa de nuevo. Hazlo durante unos días hasta que te sientas cómoda.

Una vez que te sientas cómoda al tocarte, puedes pasar a la siguiente fase: trata de introducir tu dedo en tu vagina. Hazlo durante varios días hasta que te sientas cómoda y puedas hacer esto sin problema. Después pasa a utilizar un objeto del tamaño de un tampón para la penetración (por ejemplo, un dilatador o algún juguete sexual de pequeño tamaño).

Todas estas fases puedes hacerlas a solas o con tu pareja, o bien puedes hacerlo primero a solas y luego con tu pareja, empezando desde el principio: primero sólo tocar la zona vaginal, sin ningún tipo de penetración, etc.

La fase en la que puedes empezar depende del nivel de ansiedad que sientas. Por ejemplo, si el hecho de que tu pareja (o tu misma) toque tu pubis o zona vaginal te crea demasiada ansiedad, puedes empezar por caricias en los muslos y caderas, hasta que te sientas cómoda haciendo esto y no sientas ningún malestar.