Autora: Ana Muñoz
El síndrome premenstrual (SPM) es un conjunto de síntomas físicos, emocionales y conductuales que aparecen en la fase lútea del ciclo menstrual (unos días o semanas antes de la menstruación) y desaparecen poco después de que se inicie el sangrado.
Síntomas
Los síntomas pueden variar en intensidad y duración de una mujer a otra, pero generalmente incluyen:
1. Síntomas emocionales y psicológicos
- Irritabilidad o cambios de humor.
- Ansiedad, tensión o nerviosismo.
- Depresión leve o tristeza.
- Fatiga o falta de energía.
- Dificultad para concentrarse.
- Insomnio o alteraciones del sueño.
2. Síntomas físicos
- Sensibilidad o hinchazón en los senos.
- Retención de líquidos e hinchazón abdominal.
- Dolor de cabeza o migrañas.
- Dolor muscular o articular.
- Aumento del apetito o antojos alimenticios (especialmente de dulces o carbohidratos).
- Problemas digestivos (estreñimiento o diarrea).
3. Síntomas conductuales
- Mayor sensibilidad emocional o tendencia a llorar fácilmente.
- Disminución de la motivación o interés en actividades habituales.
- Dificultad para socializar o aumento de la sensación de aislamiento.
Diferencia entre SPM y trastorno disfórico premenstrual (TDP)
El TDP es una forma grave del síndrome premenstrual (SPM) que afecta significativamente al estado de ánimo y al funcionamiento diario de la mujer e implica síntomas emocionales severos, mientras que el síndrome premenstrual presenta síntomas más leves y no interfiere gravemente en la vida diaria.
Causas del síndrome premenstrual
Si bien la causa exacta no está completamente definida, se cree que está relacionado con los siguientes aspectos:
• Cambios hormonales: las fluctuaciones en los niveles de estrógeno y progesterona afectan el sistema nervioso.
• Neurotransmisores: bajos niveles de serotonina pueden estar relacionados con síntomas depresivos y cambios de humor.
• Factores genéticos: puede haber una predisposición familiar al SPM.
Dieta y estilo de vida: el consumo excesivo de cafeína, alcohol o azúcar puede empeorar los síntomas.
Prevalencia general del SPM
Aproximadamente 75-80 % de las mujeres experimentan algún síntoma premenstrual a lo largo de su vida. Entre 20-40 % tienen síntomas lo suficientemente intensos como para afectar su vida diaria y alrededor del 3-8 % presentan trastorno disfórico premenstrual (TDP), que es la forma más grave.
En general, los síntomas físicos y emocionales son los más comunes, siendo la irritabilidad, la fatiga y la sensibilidad en los senos los más frecuentes. Aunque la mayoría de las mujeres experimentan al menos un síntoma premenstrual, solo un pequeño porcentaje sufre síntomas lo suficientemente graves como para ser diagnosticado con TDP.
Factores psicológicos implicados en la aparición o intensidad de los síntomas
Varios factores psicológicos pueden influir en la aparición, intensidad y percepción de los síntomas del síndrome premenstrual (SPM) y del trastorno disfórico premenstrual (TDP). Estos factores pueden actuar como desencadenantes o agravantes, haciendo que los síntomas sean más intensos o difíciles de manejar.
1. Estrés, ansiedad y depresión
El estrés crónico aumenta los niveles de cortisol, lo que puede desequilibrar aún más las hormonas sexuales (estrógeno y progesterona). Las mujeres con altos niveles de ansiedad pueden experimentar síntomas más intensos, especialmente cambios de humor, insomnio y fatiga.
Las mujeres con depresión o antecedentes depresivos son más propensas a sufrir un TDP severo. En la depresión, existe una alteración de los niveles de neurotransmisores cerebrales, como la serotonina, dopamina y noradrenalina, que están implicados en la regulación emocional. Esta disfunción puede hacer que la mujer sea más susceptible a los efectos emocionales de las fluctuaciones hormonales durante la fase premenstrual, como los cambios de ánimo y la ansiedad.
Las mujeres con antecedentes de depresión pueden experimentar respuestas emocionales más intensas a las fluctuaciones hormonales, de forman que presentan brotes más intensos de tristeza, irritabilidad, desesperanza y ansiedad,
La ansiedad y la depresión a menudo coexisten, creando un círculo vicioso que amplifica los síntomas premenstruales. Las mujeres con un trastorno de ansiedad o con una predisposición a la preocupación excesiva sobre el ciclo menstrual (anticipando los síntomas) pueden experimentar un aumento en la intensidad de la ansiedad y la irritabilidad en los días previos a la menstruación. La ansiedad, en combinación con la depresión, puede causar un estado emocional aún más desestabilizado.
2. Factores psicosociales y apoyo emocional
Las mujeres con redes de apoyo débiles pueden percibir los síntomas como más incapacitantes y, por tanto, reaccionar con más intensidad ante ellos. Por otra parte, situaciones como abuso, relaciones tóxicas o inestabilidad emocional pueden amplificar la respuesta del cuerpo a los cambios hormonales.
3. Expectativas y creencias sobre el SPM
Las mujeres que piensan que tendrán síntomas graves (por experiencias pasadas o creencias culturales) pueden experimentarlos con mayor intensidad, en un fenómeno conocido como efecto nocebo. La información correcta sobre el ciclo menstrual puede influir en cómo se manejan los síntomas y mejorarlos.
En definitiva, los síntomas del SPM y TDP no son solo un resultado de cambios hormonales, sino que están modulados por factores psicológicos y emocionales en los que una mujer puede influir para sentirse mejor. Manejar el estrés, mejorar la regulación emocional y contar con apoyo social pueden reducir significativamente su intensidad.
Aspectos de la personalidad implicados en la aparición o intensidad de los síntomas
1. Personalidad tipo C
La personalidad tipo C se describe como aquellas personas que tienden a ser sumisas, evitan los conflictos y reprimen sus emociones. Son muy obedientes y, a menudo, anteponen las necesidades de los demás a las propias, lo que puede generar frustración interna y estrés. La tendencia a reprimir emociones o a no expresarse adecuadamente puede hacer que estas mujeres experimenten un mayor estrés, que puede intensificar los síntomas emocionales del SPM, como la irritabilidad y la ansiedad. Además, la falta de expresión emocional puede contribuir a un aumento de la tensión interna, lo que puede exacerbar el dolor físico (como la tensión muscular) y aumentar la percepción de fatiga.
2. Personalidad tipo A
La personalidad tipo A es aquella asociada a personas que son competitivas, impacientes, estresadas y que tienen una fuerte autoexigencia. A menudo, se sienten presionadas para alcanzar el éxito y pueden ser más propensas a experimentar altos niveles de estrés crónico. La autoexigencia constante y el deseo de perfección pueden llevar a sentimientos de frustración durante el ciclo menstrual, ya que los síntomas premenstruales interfieren con su capacidad para funcionar de manera óptima. La tendencia de las personas con personalidad tipo A a ser hiperactivas y a tener expectativas poco realistas sobre sí mismas puede dificultar la adaptación a los cambios hormonales durante el ciclo. Esto puede desencadenar un efecto negativo sobre el bienestar emocional, ya que no permiten que su cuerpo descanse o se recupere adecuadamente, y esto puede empeorar los síntomas del SPM o TDP
Estilos de afrontamiento y su relación con el SPM/TDP
El estilo de afrontamiento se refiere a las estrategias que una persona utiliza para lidiar con el estrés y las dificultades. Un estilo de afrontamiento ineficaz o mal adaptado puede hacer que una mujer sea más susceptible a experimentar síntomas más intensos de SPM o TDP.
1. Afrontamiento emocionalmente evitativo
Las personas que usan un afrontamiento evitativo tienden a ignorar o evitar enfrentarse a los problemas emocionales o las situaciones estresantes. En lugar de abordar las emociones de forma directa, pueden recurrir a mecanismos de evasión como el consumo de sustancias, el aislamiento o la distracción.
Durante la fase premenstrual, este estilo de afrontamiento puede ser perjudicial porque los síntomas emocionales no se gestionan adecuadamente. La represión emocional y la negación pueden generar tensión interna y aumentar la irritabilidad, lo que puede empeorar la intensidad de los síntomas como la ansiedad, la tristeza y la fatiga.
2. Afrontamiento activo y centrado en la resolución de problemas
Las personas que emplean un estilo de afrontamiento activo tienden a enfrentarse a los problemas de manera directa y a buscar soluciones prácticas cuando surgen dificultades. En lugar de evitar el malestar, buscan estrategias efectivas para manejarlo.
Este estilo de afrontamiento puede ayudar a reducir la intensidad de los síntomas del SPM, ya que la mujer está más dispuesta a tomar medidas para gestionar el estrés y los cambios hormonales. Las mujeres con este estilo suelen buscar apoyo social, hacer ejercicio, mejorar la dieta y utilizar técnicas de relajación para reducir los síntomas, lo que puede disminuir el impacto emocional y físico del SPM.
3. Resiliencia y adaptación al ciclo menstrual
Resiliencia es la capacidad de adaptarse y recuperarse de las adversidades. Implica una mejor regulación emocional y un sentimiento de control sobre las emociones, lo cual ayuda a mitigar los efectos negativos del SPM. Las mujeres resilientes suelen aceptar los cambios hormonales de manera más adaptativa y tener estrategias de afrontamiento eficaces, lo que reduce la intensidad de los síntomas premenstruales.
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