Autora: Ana Muñoz
Consiste en un desgarro longitudinal de la piel del ano. La fisura anal aguda consiste en un desgarro superficial, mientras que la crónica se deba a un desgarro profundo y se caracteriza por la presencia de una úlcera, con un nódulo inflamatorio en su extremo distal y una papila hipertrofiada en su extremo proximal. Una vez establecida la fisura anal, se produce un espasmo del esfínter anal que contribuye a su perpetuación.
Causas
- Traumatismo del canal anal producido durante la defecación forzada de heces duras de gran tamaño.
- En algunos casos la alteración del tono del músculo esfínter es también importante.
- La pérdida de elasticidad del canal anal debido a la cicatrización tras intervenciones quirúrgicas
- La práctica del coito anal.
- Otras causas de fisura anal son: esfuerzo defecatorio excesivo, enfermedad de Crohn, tuberculosis, sífilis y carcinoma.

Síntomas
El dolor anal agudo e intenso, de unos minutos de duración, que se produce durante la defecación es la manifestación principal de las fisuras aguda y crónica. Además, los pacientes con fisura crónica presentan, tras un intervalo sin síntomas de alrededor de una hora, otro dolor secundario de 2-4 horas de duración. Otras manifestaciones son las hemorragias rectales, el prurito anal, y la secreción anal, que se presentan, respectivamente, en el 80, el 45 y el 5 % de los casos.
Evolución de una fisura anal
1. Fase inicial (aguda)
Las fisuras anales agudas suelen ser de corta duración y si se tratan adecuadamente (por ejemplo, mejorando la dieta para evitar el estreñimiento, usando cremas tópicas o baños de asiento), pueden sanar en unos pocos días a semanas.
2. Fase subaguda (de 4 a 6 semanas)
Si no se tratan adecuadamente, las fisuras anales agudas pueden convertirse en crónicas. En esta fase, el dolor durante la evacuación continúa y puede haber pequeñas protuberancias o pápulas (conocidas como "tag anal") alrededor de la fisura, que son cicatrices del tejido dañado.
Si no se alivia el esfuerzo al evacuar o la causa subyacente (estreñimiento crónico, por ejemplo), las fisuras pueden volverse más profundas y difíciles de sanar.
3. Fase crónica (más de 6 semanas)
En la fase crónica, la fisura anal no solo persiste, sino que se vuelve más profunda y puede presentar características como: tejido cicatricial alrededor de la fisura, espasmos del esfínter anal, lo que empeora el dolor y dificulta la curación, y formación de un "tag anal".
En esta etapa, la fisura puede volverse más difícil de tratar y pueden ocurrir complicaciones, como infecciones o formación de abscesos. El dolor puede volverse crónico e incapacitante si no se trata.
Tratamiento para fisuras crónicas
Para fisuras crónicas, los médicos suelen recomendar tratamientos más intensivos:
- Medicamentos tópicos como cremas que ayudan a relajar el esfínter anal y mejorar el flujo sanguíneo al área afectada.
- Baños de asiento con agua tibia para aliviar el dolor.
- Cambios en la dieta para asegurar heces blandas y reducir el esfuerzo al defecar (más fibra, líquidos).
Si los tratamientos conservadores no funcionan, la esfincterotomía (cirugía para cortar una parte del esfínter anal para reducir el espasmo) puede ser necesaria para aliviar el dolor y permitir la cicatrización. En casos muy graves, se pueden realizar otras intervenciones quirúrgicas para corregir el daño.
Factores que afectan la evolución
Si la fisura se detecta y se trata rápidamente, la curación suele ser más rápida y sin complicaciones. Evitar el estreñimiento, mantener una dieta alta en fibra y consumir líquidos adecuados puede acelerar la curación. Por el contrario, enfermedades como la enfermedad inflamatoria intestinal o fisuras recurrentes pueden complicar la evolución.
Para evitar que la fisura evolucione hacia la fase crónica es importante evitar el esfuerzo excesivo durante la defecación, mantener una dieta equilibrada y rica en fibra para asegurar heces suaves y buscar tratamiento médico si los síntomas persisten.
En resumen, si la fisura anal es tratada a tiempo, generalmente se cura sin problemas. Sin embargo, si no se trata adecuadamente, puede evolucionar hacia una fisura crónica, que puede ser más difícil de manejar y requerir intervención médica más profunda.
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