Autora: Ana Muñoz


La sudoración excesiva puede hacer que algunas personas se sientan muy incómodas en presencia de los demás. Pueden temer, por ejemplo, que otros los consideren desagradables y deseen evitar su presencia, que piensen que están enfermos o que los vean como personas tremendamente ansiosas o inestables. Asimismo, pueden sentirse inferiores, avergonzados o defectuosos y tener miedo de arruinar una entrevista de trabajo, una reunión de negocios o una cita romántica con alguien que les gusta.

Dependiendo de la zona del cuerpo donde aparezca el sudor, algunos pueden temer, por ejemplo, tener que estrechar la mano a alguien con palmas sudorosas, que los demás vean el sudor en su cara y cuello o tener manchas de sudor en la ropa. Independientemente de lo que más les preocupe, todos tienen en común que la ansiedad que sienten está relacionada con la presencia de otras personas y lo que puedan pensar de ellos. Es por, tanto, un problema de ansiedad social.

Causas de la sudoración excesiva

Causas físicas. Algunos medicamentos pueden ser los responsables de este exceso de sudor. Asimismo, ciertas enfermedades como hipertiroidismo o diabetes pueden cursar con una sudoración excesiva. Por este motivo, es importante que acudas a un médico para descartar la existencia de alguna enfermedad física.

Causas psicológicas. La más común es la existencia de un trastorno de ansiedad, ya que la sudoración excesiva es un síntoma de ansiedad que puede darse en diversos trastornos de este tipo, especialmente:

  1. Ansiedad generalizada. Se trata de personas que se preocupan constantemente por todo y experimentan síntomas de ansiedad a menudo. Uno de dichos síntomas puede ser la sudoración, que aparecerá tanto estando a solas como en presencia de otras personas. Cuando el exceso de sudor se da estando con otras personas, puede dar lugar también a un trastorno de ansiedad social.
  2. Ansiedad social. En este caso, el sudor es consecuencia de la ansiedad que sienten en situaciones sociales. A su vez, la sudoración produce aún más ansiedad social, agravando el trastorno.

Conductas de evitación

La vergüenza o el miedo a sudar puede llevarlos a evitar ciertas situaciones o realizar determinadas conductas destinadas a intentar controlarlo. Por ejemplo

  • Evitar ciertas situaciones sociales.
  • Ir muy poco abrigados e incluso pasar frío.
  • Cambiarse de ropa varias veces al día.
  • Poner el aire acondicionado demasiado alto.
  • Evitar dar la mano.
  • Uso excesivo de antitranspirantes.
  • Tener problemas a la hora de vestirse porque solo se permiten usar ropas que piensan que causarán el menor grado de sudoración.

En definitiva, pueden estar excesivamente preocupados y dedicar mucho tiempo y energía a buscar modos de evitar que los demás los vean sudar o de intentar controlar el sudor. Todo este esfuerzo por controlar el problema, tiende a exacerbarlo o mantenerlo a lo largo del tiempo y crea problemas en sus vidas.

Qué puedes hacer para superarlo

Una vez descartada la existencia de alguna posible enfermedad médica, debes tener en cuenta que se trata de un trastorno de ansiedad. Es decir, no hay que tratar la sudoración en sí sino el trastorno que la está provocando. Además de acudir a un psicólogo que te ayude a superarlo, puedes hacer lo siguiente:

1. Usa un modo de pensar realista. Analiza tus pensamientos para descubrir qué piensas exactamente que puede estar aumentando tu ansiedad. Por ejemplo: “Estoy empezando a sudar. Es horrible, pronto estaré chorreando y la gente se reirá de mí”. Este pensamiento pues cambiarlo por otro más realista como: “Que esté empezando a sudar no significa que vaya a sudar en exceso. Además, sudar es normal para muchas personas y los demás no necesariamente se van a reír de mí por sudar. Y si lo hacen, no me quedará más remedio que aceptarlo y procurar que me afecte lo menos posible.”

Algunas ideas que pueden ayudarte a hacer tu pensamiento más realista son las siguientes:

  • Qué tú creas que estás sudando en exceso no significa que lo crean los demás. Ellos pueden pensar que tan solo estás sudando un poco.
  • Que tú le des mucha importancia no significa que los demás también lo hagan.
  • Que algunas personas te rechacen por sudar no implica que todo el mundo te vaya a rechazar. Y el hecho de que algunos te rechacen cuando estás sudando no significa que te vayan a rechazar siempre.
  • Eres perfectamente capaz de soportar las situaciones desagradables que surjan en tu vida, como los momentos en los que sudas u otras situaciones igualmente desagradables que tendrás que enfrentar. A veces, no hay más remedio que aguantar con la cabeza alta a que pase el temporal. Puedes hacerlo.
  • No es horrible, solo altamente desagradable. Exagerar la magnitud de la gravedad de algo solo hará que sientas más ansiedad. Horrible sería quedarse ciego, sordo, mudo, sin brazos, sin piernas, sin casa y sin dinero (todo a la vez).

2. Aprende técnicas de relajación. Una vez aprendidas, podrás relajarte en situaciones sociales y calmar así tu ansiedad.

3. Practica el mindfulness (atención plena). Es decir, cuando estés en una situación que te genere ansiedad (con la consiguiente sudoración), centra tu atención al 100 % en lo que estás haciendo (no en el sudor, ni en la ansiedad, ni en tus pensamientos, ni en lo que hace la gente), concéntrate totalmente en la tarea a realizar. Por ejemplo, si estás charlando con un grupo de gente, centra tu atención al 100 % en la persona que está hablando, lo que dice, cómo lo dice, lo que opinas de sus ideas... Si estás en una sala de espera, empieza a leer un libro (que te has llevado previamente) y centra tu atención en él de tal forma que te absorba por completo: en la historia que narra, la forma de escribir, lo que te inspira o sugiere, la forma de ser de los personajes... Cuando centras tu atención en algo con tanta intensidad, te olvidas de todo lo demás. Aprender a vivir con mindfulness es uno de los mejores modos de superar la ansiedad. Por tanto, practica a lo largo del día, procurando hacerlo todo con mindfulness.