Autora: Ana Muñoz
Cuando una persona te insulta o ataca verbalmente, se burla de ti o te amenaza de algún modo, no siempre es fácil determinar el modo más adecuado de actuar. En estas situaciones es importante que tengas en cuenta que lo que necesitas no es defenderte de la otra persona o vengarte sino defender tu propio equilibro y bienestar emocional, que es lo que se ve realmente dañado por el ataque y lo que verdaderamente importa. Si lo ves desde esta perspectiva, te resultará más fácil seleccionar las opciones de actuación más adecuadas en cada momento.
Analiza lo que sientes y por qué
Tus emociones te aportan información y guían tu conducta. Para detectarlas, pregúntate:
¿Sientes vergüenza, humillación, rechazo, infravaloración? Si esto sucede, es debido a que esa persona ha logrado que dudes de ti mismo y tu valor como persona y ha hecho que te veas a ti mismo como ridículo, inferior, incompetente, torpe, etc. Si los demás consiguen fácilmente que te sientas así, significa que puedes tener problemas de autoestima o autoaceptación y necesitas trabajar estos aspectos.
¿Sientes que te han tratado injustamente, que están pisoteando tus derechos? En este caso, necesitas ser más inteligente que la otra persona e idear un plan de acción adecuado para restablecer tus derechos perdidos o lograr que se repare el daño que te han causado, siempre con la cabeza fría, pensándolo bien y pidiendo ayuda a otras personas que puedan aconsejarte, si es necesario.
¿Te sientes maltratado/a? Si esto te pasa a menudo puede que se trate de una persona destructiva de la que debes alejarte lo antes posible. No entres en su juego ni pelees. Si una persona no vale la pena, tampoco merece que discutas con ella. Sácala de tu vida lo antes posible. La crueldad, aunque no sea física sino psicológica, no deja de ser crueldad. Y lo mejor que podemos hacer es alejarnos de la gente así para siempre. Ten en cuenta que hay por ahí personas con rasgos narcisistas o psicopáticos que no necesitas para nada en tu vida. Una persona que se divierte o siente satisfacción haciendo daño emocional a los demás no merece la pena. Ni siquiera el hecho de haber sido maltratado durante toda su infancia hace, necesariamente, que una persona sea así. No hay excusa para la crueldad.
¿Sientes ira? Si es así, echa un vistazo al siguiente artículo para aprender a manejarla: Cómo manejar la ira
¿Te vienes abajo? Si reaccionas con abatimiento, depresión y tristeza es posible que te estés creyendo todas las cosas negativas que esa persona dice de ti, te sientas culpable, mala persona, incompetente, poco valioso o merecedor del castigo. Esta reacción es también un indicio de una baja autoestima o de una personalidad demasiado perfeccionista y autoexigente. Todos cometemos errores. Incluso aunque esa persona tenga parte de razón, eso no significa que tenga razón en todo o que merezcas que te hable así. Si alguien tiene un problema contigo, la reacción apropiada consiste en hablarte con respeto y exponerte sus preocupaciones, no atacarte para hacerte daño.
Ten en cuenta las emociones de la otra persona
Tener en cuenta las emociones de la otra persona puede servir de gran ayuda para suavizar o incluso acabar con las confrontaciones y sustituirlas por un diálogo más constructivo. Para ello, puedes hacer lo siguiente:
Escucha activamente. Escucha atentamente a la otra persona, hazle preguntas para conocer cuál es exactamente el problema, pregúntale lo que siente y trata de entender por qué se siente así poniéndote en su lugar. No tienes por qué estar de acuerdo, tan solo entender que, desde su punto de vista (aunque creas que es erróneo) puede ser normal que se sienta así.
Reconoce sus emociones. Reconocer que la otra persona se está sintiendo mal (atacada, rechazada, tratada injustamente, etc.) puede tener un efecto casi mágico en su estado de ánimo. Sirve también para ayudar a la otra persona a expresar lo que siente. Recuerda que a menudo una persona te ataca para defenderse porque se siente atacada por ti de algún modo.
Reconoce la parte de razón que pueda tener y pide disculpas si es necesario. No se trata de ganar o perder ni de tener razón o estar totalmente equivocado. Ambos podéis tener parte de razón.
Las bromas mezquinas
Los comentarios sarcásticos y las bromas que pretenden hacer reír a los demás a costa de una burla o humillación hacia ti pueden ser muy dañinas, tanto para ti como para tu relación con la otra persona, de manera que es importante cortarlas de raíz.
Una persona puede causarte un fuerte daño con sus comentarios cuando dice algo que sabe que te va a doler. Por ejemplo, si te sientes mal por tener sobrepeso, una baja estatura o algún defecto físico, las bromas malintencionadas o burlas que hagan referencia a ese tema te dolerán especialmente. Por tanto, aprender a aceptarnos tal y como somos es uno de los mejores medios para impedir que este tipo de comentarios nos afecten tanto.
Las cosas claras. A veces, el mejor modo de acabar con ese tipo de comentarios es dejar claro que no los toleras. Por ejemplo, puedes decirle: “No me gustan los comentarios mezquinos. No vuelvas a decirme algo así”. Cuando alguien es tan directo y pone las cartas sobre la mesa de este modo, está dejando claro que ese comentario es inapropiado, de manera que la otra persona no puede escudarse bajo la pretensión de que solo es una broma inocente. Poner las cartas sobre la mesa (describiendo claramente lo que la otra persona pretende hacer) puede desarmar al otro y servir de ayuda en muchas situaciones. Por ejemplo, si ves que alguien trata de de hacerte enfadar o hacerte daño puedes decirle: “Es evidente que estás intentando hacer que me enfade/hacerme daño, ¿puedes explicarme el motivo?” Si lo niega, puedes decirle: “¿Entonces por qué me haces comentarios hirientes/crueles/mezquinos?” Igualmente, si alguien intenta que le des la razón o que pienses lo mismo que él o ella, puedes decirle: “Veo que intentas que te dé la razón o piense igual que tú. ¿Puedo saber por qué eso es tan importante para ti?”
Cuidado con el contraataque. El contraataque es un arma de doble filo. Si respondes a un comentario sarcástico con otro similar, puede que se inicie una especie de duelo en el que cada uno trata de ser el más ingenioso e hiriente. Si no te van este tipo de situaciones, ten cuidado de no verte arrastrado a ella.
Otras estrategias que puedes utilizar para afrontar estas situaciones
Muestra que no vale la pena. Si una persona insiste en discutir, trata de hacer que te enfades con sus comentarios o se está comportando de cualquier otro modo desagradable sin que logres hacer nada para evitarlo, puedes simplemente dejarle claro que ya lo has escuchado (“sí, ya te he oído y sé lo que opinas”) y alejarte o centrarte en otra cosa, impidiendo que te arrastre a una discusión que no servirá para nada.
Mantén la calma. Es preferible no luchar porque eso es lo que espera la otra persona cuando te dice algo para que estalles, para hacerte enfadar o para hacer que pierdas el control. Mantén la calma y, si es necesario, dile algo como “Si tú lo dices…” “Eso no es verdad pero tienes derecho a pensar lo que quieras”, “Bueno, es tu opinión” “Por favor, no me molestes ahora, estoy muy ocupado” o algún comentario similar. Si hablas con un tono un tanto ausente y con voz tranquila, transmites el mensaje de que no te afecta nada de lo que dice. Alejarte después, aunque sea momentáneamente, y centrar tu atención en otra cosa o persona, puede ayudarte a seguir manteniendo la calma.
Aprende técnicas de resolución de conflictos. Para ello, puedes echar un vistazo a estos artículos: