Autora: Ana Muñoz

La ansiedad o los trastornos psicológicos que podamos padecer no son la causa directa del sufrimiento, sino que dicho sufrimiento es debido a nuestra forma de relacionarnos con dicha ansiedad.

No obstante, puedes usar tu propia conciencia para cambiar esto, para empezar a relacionarte de un modo diferente con tus propios estados mentales, emociones y conductas, en vez de seguir reaccionando de manera automática, como sucede hasta ahora cada vez que surge algo que temes.

Tus identidades sociales

Las personas crean roles e identidades sociales y se describen o definen como personas en base a ellos. Dicen: soy un profesor, una madre o padre, una médica, un buen amigo... Pero también se definen en base a sus propios problemas emocionales: soy una ansiosa, un deprimido, un tímido… A menudo estas identificaciones, cuando son sanas, resultan útiles, pero cuando nos aferramos a ellas de una manera rígida e inflexible pueden resultar perjudiciales, porque realmente llegas a creerte que es eso lo que eres.

Una vez que te lo crees, tiendes a reaccionar de modos que confirmen esta creencia. Te fijarás solo en los datos o hechos que la confirmen e interpretarás los sucesos neutros como si también confirmaran tus creencias. Así, si piensas que no gustas a nadie, interpretarás un gesto de cansancio de otra persona como un rechazo hacia a ti, y si alguien rechaza tu invitación a ir al cine, pensarás que no quiere ir contigo porque no le gustas.

Mientras te identifiques con tus pensamientos, conductas y emociones relacionadas con la ansiedad, seguirás teniendo una identidad ansiosa. Lo que no has tenido en cuenta hasta ahora es que puedes tener pensamientos, conductas y emociones relacionadas con la ansiedad y aún así no identificarte con ellas, no convertirlas en tu identidad.

Esta identidad ansiosa (o deprimirá, agresiva, tímida, etc.) es solo un conjunto de hábitos mentales. Y con ellos puedes hacer dos cosas: creértelos, tomártelos demasiado en serio e identificarte con ellos, que es lo que seguramente has estado haciendo hasta ahora, o bien limitarte a observarlos y dejarlos estar, que es lo que el mindfulness te enseña a hacer.

Hay una idea que es muy importante para empezar a cambiar: tú no eres esa identidad que has construido, no eres esa identidad ansiosa, temerosa, depresiva o tímida; eres la conciencia que observa dicha identidad.

El mindfulness resta poder a tus pensamientos y emociones negativas

El mindfulness consiste en atender a tus pensamientos (por ejemplo, tus autocríticas), emociones u otros contenidos mentales desde una conciencia separada de ellos, que los observa desde fuera como un producto de la mente. Esto te permite distanciarte de ellos y quitarles poder para hacerte daño.

Mindfulness implica atender y observar sin juzgar ni criticar

Por este motivo, te sirve de ayuda para aceptarte en vez de criticarte. Prueba a observar todo lo que pasa por tu mente sin juzgar, ni evaluar, ya sea en sentido positivo o negativo, y verás que hay una gran diferencia. Tu forma habitual de relacionarte con los contenidos de tu mente ha sido probablemente la de juzgar. Intenta cambiar esto y comprueba su efecto.

Es como si un día estás tranquilamente en tu casa y al mirar por la ventana ves que está lloviendo. Entonces dices: “Ah, está lloviendo” y luego sigues con lo que estabas haciendo. Con los contenidos de tu mente puedes elegir hacer exactamente lo mismo. Cuando observas tu mente generar el pensamiento “eres un idiota incapaz de hacer nada bien”, cuando ves surgir en tu interior el miedo o la tristeza, puedes hacer lo mismo que con la lluvia: “vaya, mi mente me está diciendo que soy idiota”, “ha surgido tristeza en mi interior”. Practicar esto supone practicar la aceptación en vez de tratar de huir de los contenidos mentales desagradables.

Mindfulness significa atender al momento presente

No estás en el presente cuando tu mente está enfrascada en una serie de ideas obsesivas sobre lo mal que te puede salir lo que estás haciendo, los muchos errores que cometes, lo que pueden estar pensando de ti los demás o todo lo que tienes que hacer mañana. La persona ansiosa está en el futuro, preocupándose por las cosas malas que podrían pasar. Hablar en público desde una identificación con esos contenidos mentales ansiosos significa hablar centrado en los demás y en juzgar tu propio comportamiento, mientras que hablar en público con mindfulness significa centrar tu atención en lo que de verdad importa, en transmitir tu mensaje, en el momento presente, en lo que deseas hacer y estás haciendo, en lo que tú (y no tu ansiedad o tu miedo) decides centrar la atención.

Cuando actúas con mindfulness tienes el control de tu atención en vez de dejarte controlar por ese ansioso piloto automático que desvía tu atención hacia cosas irrelevantes y que además no se limita a observarlas y dejarlas estar, sino que evalúa y juzga.

Mindfulness significa aceptación

Aceptar es lo contrario a evitar. Tendemos a evitar los pensamientos y emociones que nos causan dolor. Mindfulnes implica aceptarlos, quedarte con ellos mientras están ahí, sin huir. La práctica de esta aceptación hace aumentar tu resiliencia y resta poder a esos contenidos dolorosos. Mindfulness es ser consciente de cada momento sin pretender cambiarlo o cambiarte a ti. Es experimentar el momento sin interpretarlo.

Si practicas este tipo de aceptación, tus contenidos mentales dolorosos, esos que ahora tienen tanto poder para hacerte daño, se irán debilitando y dejarán de ser más fuertes que tú y de tener el control sobre tu vida. Si no haces algo que deseas hacer por la ansiedad que te genera, la ansiedad te domina a ti; si aceptas tu ansiedad, la dejas estar y haces lo que deseas hacer a pesar de ella, centrando tu atención en el presente y en lo que importa, no en la ansiedad, entonces tú eres más fuere que tu ansiedad.

Mindfulness es un modo de estar en el mundo

El minfdfulnes no es una técnica para hacer que los problemas psicológicos desaparezcan, sino un modo de vivir y estar en el mundo que hace que esas emociones negativas no dominen tu vida. Cuando observas un pensamiento, emoción o conducta propia puedes simplemente etiquetarlo como agradable, desagradable o neutro en vez de empezar a criticarte o juzgarte por haber hecho tal o cual cosa (conducta); en vez de dejarte enganchar por tus pensamientos y creerte cualquiera cosa que te diga tu mente, o en vez de dejar que tus emociones te atrapen y dominen.

Por todos estos motivos, adoptar el mindfulness como modo de estar en el mundo trae consigo una reducción considerable del malestar emocional, pues la mayor parte de ese malestar te lo causas a ti mismo cuando:

  • Das una importancia excesiva a tus contenidos mentales.
  • Te crees todo lo que te dice tu mente.
  • Vives en el pasado o futuro en vez de fluir con el momento presente, con el instante.
  • No aceptas el dolor y malestar que forma parte de la vida, como el miedo, la tristeza o la ansiedad que puedas sentir.
  • No sientes autocompasión.

Un par de ejemplos prácticos

Un estudio realizado por psicólogos de la Universidad de California nos ofrece un ejemplo interesante:

Los investigadores asignaron al azar a los 114 participantes a dos grupos que debían centrarse en sus emociones usando dos estrategias diferentes durante un ejercicio en imaginación guiada que implicaba recordar una experiencia que los hizo sentirse abrumados por la tristeza o la depresión.

Uno de los grupos debía volver en su imaginación al momento y lugar del suceso y revivirlo como si estuviera pasando de nuevo, e intentaran entender las emociones que estaban sintiendo, así como sus causas.

El segundo grupo debía volver en su imaginación al tiempo y lugar de la experiencia y verlo ocurrir desde la distancia, como si lo estuvieran observando desde fuera, desde lejos, e intentaran entender lo que sentían y las razones de esas emociones. Es decir, recurrían al mindfulness.

Tras terminar el ejercicio, los miembros del segundo grupo (el grupo mindfulness) dijeron sentir menos ansiedad, depresión o tristeza, comparados con los componentes del primer grupo. Una semana después seguían manteniéndose estos resultados.

Otro estudio relacionado mostró que los participantes que adoptaron esta perspectiva de distanciamiento mientras pensaban en sus problemas relacionados con la ira, mostraron reducciones en su presión arterial.

Por tanto, no es extraño que los diversos programas terapéuticos basados en mindfulness hayan demostrado ser muy eficaces para afrontar diversos problemas emocionales. Pero el mindfulness es algo que hay que practicar; además, resulta agradable y te hace sentir mejor y más en contacto contigo mismo. Por tanto, ¿por qué no empezar a probar ahora mismo?

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