Autora: Ana Muñoz


Las personas con ansiedad social pueden tener problemas en su lugar de trabajo, como miedo a asistir a reuniones o fiestas de la empresa, dificultades para relacionarse con los compañeros de trabajo, problemas para hablar en las reuniones o falta de confianza para emprender ciertas tareas. Muchas veces, sus síntomas pueden ser interpretados como falta de motivación o de interés, lo cual les crea problemas en el trabajo. Las siguientes indicaciones pueden servirte de ayuda:

El día a día. Si no construyes relaciones con tus compañeros de trabajo te será más difícil avanzar en tu trabajo. Las personas con ansiedad social pueden ser percibidas erróneamente por los demás como frías, altivas o distantes. Por este motivo, es importante que empieces a implicarte un poco con ellos. Además, dado que pasas tantas horas en el trabajo, no es mala idea tener amigos allí.

Por tanto, implícate en pequeñas charlas superficiales con tus compañeros. En vez de acercarte a un grupo de gente, trata de acercarte a personas de manera individual, especialmente a aquellos que veas más amables y accesibles. Por ejemplo, salúdalos con algún comentario general (como, "Hola, ¿qué tal el fin de semana?") o algún cumplido e intercambia unas pocas palabras con ellos. Sólo se trata de decir algunas pocas frases (que incluso puedes tener pensadas de antemano), pero si lo haces asiduamente te verán como una persona accesible y agradable y, poco a poco, te irás sintiendo más cómodo con ellos como para tener otro tipo de charlas.

Encuentros sociales. Según sea tu trabajo o puesto, es posible que tengas que ir a fiestas, cenas de empresa o similares. En estos casos, prepárate con antelación, piensa en temas de conversación (para ello, lee el periódico o alguna revista o busca en Internet algún tema de conversación). Evita usar el alcohol para reducir la inhibición, pues reduce también tu habilidad para procesar información y te impide tener una conversación exitosa. Recuerda que el simple hecho de estar ahí mientras pasa el tiempo, reducirá tu nivel de ansiedad.

Recuerda que no solo tienes que hablar. A la gente le gusta ser escuchada y saber escucharlos con atención hará que les caigas mucho mejor, sobre todo si les haces preguntas que demuestren que te interesas por lo que dicen y deseas saber más.

Hablar con los jefes. Si necesitas hablar con un jefe piensa con antelación lo que vas a decir y lo que la otra persona podría responderte y ensáyalo, como haría un actor.

Reuniones. Las personas con ansiedad social, tienen problemas para afrontar situaciones nuevas y solamente se sienten cómodas en unas pocas situaciones que dominan. Si sientes ansiedad en las reuniones de trabajo, trata de llegar un rato antes para poder ir encontrándote con la gente conforme lleguen poco a poco e ir familiarizándote con la situación lentamente.

Las personas tímidas suelen hacer precisamente lo contrario y llegar tarde para no tener que charlar con los demás antes de la reunión. Esto hace que te sientas más solo. Recuerda que muchas otras personas (hasta un 45%) también están nerviosas y se sentirán aliviadas si eres el primero en hablar o si cuando lleguen tú estás ahí saludándolos con amabilidad.

Hablar por teléfono. Las llamadas telefónicas pueden ser especialmente difíciles para personas con ansiedad social debido a que carecen de la información que proporciona el lenguaje corporal. Estas son algunas sugerencias:

  • Practica en tu casa. Empieza por hacer llamadas sencillas, como a una empresa para preguntar por el horario de apertura.
  • Pon por escrito lo que vas a decir cuando alguien responda a tu llamada, así como los diversos temas que deseas tratar.
  • Haz algunos ejercicios respiratorios y de relajación antes de la llamada.
  • Usa una postura corporal expansiva: ponte de pie, con las piernas un poco separadas, el cuerpo erguido, la barbilla un poco elevada y el brazo que no usas para sostener el teléfono extendido (por ejemplo, apoyado en una estantería), como si quisieras ocupar mucho espacio con tu cuerpo. Si tienes buenas vistas, mirar por la ventana puede ayudarte a relajarte.

Hablar en público. 

  • Si tienes que dar una charla en público, la mejor estrategia es, de nuevo, prepararte bien de antemano. Usa notas, tarjetas o una tablet donde tengas anotadas las ideas principales.
  • Si puedes, acude unos días antes al lugar donde vas a dar al charla para familiarizarte con él.
  • Centra toda tu atención en lo que estás haciendo, como si lo demás (la gente, la habitación en que te encuentras) no existiera; piensa tan solo en lo que estás diciendo como si en el mundo no existiera nada más que tus palabras. ¿Recuerdas alguna ocasión en la que estabas haciendo algo tan absorbente que te olvidaste de todo lo demás? Eso sucede cuando centras tu atención en algo con una gran intensidad, estando totalmente en el presente. Se llama entrar en estado de flujo. Ese estado es totalmente incompatible con la ansiedad. Si entras en él, la ansiedad se desvanece como por arte de magia.