Autora: Ana Muñoz
Algunas personas, sobre todo las que se enamoran con mucha facilidad, tienden a confundir el amor con el deseo. El deseo es algo que puede suceder con rapidez, a veces a los pocos minutos de ver a una persona. Es lo que suele llamarse flechazo. El amor, en cambio, llega más tarde, cuando se conoce a esa persona más a fondo, se comparten cosas, y se pasa tiempo juntos. Es peligroso confundir el deseo con el amor, porque eso supone enamorarse de una persona a quien no conoces de verdad, de una fantasía, de alguien que tal vez no exista más que en tu mente y a quien has idealizado debido a ese deseo o atracción intensa. Por tanto, es importante tratar de diferenciar ambas cosas y tener siempre presente que el verdadero enamoramiento ha de estar basado en un conocimiento real de la otra persona y eso requiere tiempo.
También hay que en las relaciones de pareja el deseo o pasión del principio tiende a atenuarse con el tiempo, pero el vínculo hacia la otra persona se intensifica y se vuelve más profundo. Algunas personas echan de menos esa pasión de los primeros meses y tienden a fijarse en otras personas. El problema es que no se puede tener todo, pues una relación con otra persona podría romper la relación actual, de modo que no queda más remedio que elegir. Para hacerlo has de tener claro qué es lo que de verdad deseas: si prefieres una relación duradera y un compromiso basado en el amor (aunque eso conlleve cierta pérdida de pasión con el tiempo) o si prefieres tener diversas relaciones basadas en la pasión que duren sólo un periodo de tiempo.
Por supuesto, hay quienes logran tenerlo todo: una relación duradera en la que la pasión se mantiene viva mucho tiempo. Pero para lograr eso hay que esforzarse y buscar modos de mantener la pasión viva, usando la imaginación, no cayendo en la rutina, ideando juegos, etc. Es decir, mantener la pasión viva requiere que ambas partes se impliquen activamente en lograrlo y actúen, en vez de esperar y suponer pasivamente que la pasión durará para siempre aunque no hagamos nada por mantenerla, pues esa es una idea totalmente falsa.
Llenar la vida
¿Te sientes sin energía, sin motivación, sin entusiasmo, como si tu vida no tuviera sentido? Probablemente, si te sientes de ese modo es debido a que algo en tu vida no marcha bien y necesitas descubrir de qué se trata y hacer algunos cambios. Observa todas las áreas de tu vida y trata de determinar tu grado de malestar o satisfacción en cada una de ellas: pareja, familia, amistades, trabajo, etc., para descubrir qué cambios necesitas hacer y dónde.
Para llevar una vida satisfactoria debemos llenar esa vida de cosas que nos proporcionen satisfacción y nos ayuden a acrecer. Hay dos cosas fundamentales para poder llenar nuestras vidas:
1. Tener una ocupación que nos llene y nos satisfaga. Da igual si se trata de un trabajo importante, un trabajo insignificante o incluso una ocupación no remunerada; lo importante es que llene gran parte de nuestros días y nos haga sentir útiles y satisfechos.
2. Tener relaciones de cariño y amistad con otras personas. No necesariamente una pareja. Eso no es necesario para ser feliz, aunque muchas personas piensen que sí. Quien llena su vida con buenas amistades, aunque sean pocas, y una ocupación satisfactoria, se sentirá feliz (puede que no tan feliz como si tuviera además una relación de pareja satisfactoria, pero feliz al fin y al cabo, que ya es mucho).
Y por último, llenarla también con todas esas cosas que satisfacen nuestras necesidades, de modo que primero has de tener claro cuáles son tus necesidades psicológicas principales. Para algunas personas es la interacción con otros, para otras es la creatividad, o el conocimiento, o la crianza de un hijo, etc. Descubre tus necesidades y busca actividades que las satisfagan. Pero no cometas el error de pretender llenar tu vida sólo con la presencia de otra persona. Eso es un grave error. Tu vida has de llenarla por ti mismo/a y luego compartirla con alguien si así lo deseas, pero sólo alguien que te ayude a crecer y no te corte las alas en tu evolución personal.