Autora: Natalia Korsun, Lic. en Psicologi
Cierto día, un hombre llevó a sus hijos a un parque para que, mientras ellos jugasen, él leería un libro que disfrutaba mucho.
Así, pensó este hombre, al llevarlos a un lugar donde los niños se divertirían mucho, él habría cumplido con su tarea de “buen papá”. De regreso a casa, uno de los pequeños lo sorprendió diciendo: “papá, hoy no jugaste con nosotros.” Fue allí cuando este hombre se dio cuenta tarde de que sus hijos no estaban pidiendo que los lleve a jugar, sino que juegue con ellos, que comparta su valioso tiempo, que esté con ellos.
Al igual que este padre, muchas veces damos la impresión de estar junto a nuestros hijos o amigos, pero solamente estamos cerca, quizás hasta ocupados en distintas cosas, según nuestros intereses. Días atrás visite una página en Internet que realizaba la siguiente encuesta: "Qué tiempo le dedicas más a tu familia… ¿En cantidad o calidad?" La mayoría de las respuestas eran obvias. Cientos de personas reconocían que el tiempo dedicado a su familia, además de ser mínimo, no era de “calidad”.
Tristemente esta es una de las características de nuestra sociedad “moderna”. Paradójicamente, a pesar de contar con tantos medios de comunicación nos encontramos cada vez más incomunicados unos con otros.
Podemos chatear con personas que viven a miles de Km. de distancia, pero no tenemos un momento de diálogo con los que compartimos la mesa cada día. Pasamos largas horas de trabajo fuera de casa y disponemos de poco tiempo para nuestras relaciones interpersonales. Olvidamos lo importante que es pasar un rato jugando, pintando o haciendo alguna actividad placentera con nuestros hijos. Hasta en el tiempo libre realizamos demasiadas actividades.
Sabemos que todas las relaciones interpersonales (esposos, hijos, amigos, etc.) requieren “espacio” y “calidad” pero nos engañamos pensando que unos pocos minutos de calidad reemplazan a mucho tiempo asignado de baja calidad. Sin embargo, la experiencia nos demuestra que se necesitan de ambas variables para construir relaciones armoniosas, donde prevalezca el dialogo y se compartan con satisfacción las responsabilidades. Debemos recuperar la dimensión cuantitativa del tiempo dedicado a las relaciones interpersonales y perfeccionar la calidad del mismo. Si bien para muchos es limitada la disponibilidad del tiempo, es importante también el uso que se hace del mismo. En el apuro cotidiano, no aprovechamos adecuadamente la oportunidad de estar junto a las personas que amamos, de comunicarnos, de tratar temas de interés común y de intercambiar opiniones.
El estilo de tiempo (en cantidad y calidad) que dedicamos a nuestras relaciones interpersonales influye en el mantenimiento y la calidad de las mismas. Todos necesitamos de la cercanía psicológica y afectiva de quienes amamos. Pero, ¿qué significa “tiempo de calidad”? Un sinónimo de calidad es disposición, la cual resume la idea de lo que simboliza pasar “tiempo de calidad”. Significa estar dispuesto para y por el otro, concentrarnos absolutamente en las personas que amamos. Es aquel que se comparte de corazón, donde las cosas pequeñas son un gran acontecimiento. Es un momento de intercambio de palabras, afectos y emociones, en el cual se da un feedback que solidifica las relaciones. Pero, como logramos dedicar tiempo de calidad? La fórmula es sencilla. Sólo se requiere de voluntad, interés, y disponibilidad. Los valores no se pueden inspirar ni modelar en los hijos si no se toma el tiempo de desarrollar experiencias y sostener diálogos abundantes sobre ellos.
El vínculo matrimonial no se fortalece si no se dedica un espacio para la intimidad afectiva, física y espiritual de la pareja. Una amistad no se construye y robustece sin compartir tiempo conociéndose. No es suficiente estar cerca, es necesario estar juntos. Tener buenas y felices relaciones interpersonales es parte de una vida sana y nos corresponde invertir tiempo y energía en ellas.
Cómo brindar tiempo de calidad en las relaciones interpersonales
- Demuestre interés. Comuníquese a nivel de los intereses del otro: escuche, comparta, y esté presente en los momentos más significativos.
- Sea empático. Muéstreles que está entendiendo lo que ellos sienten.
- Acepte incondicionalmente: Es una forma de demostrarles respeto.
- Utilice la alegría y el sentido de humor para animar la charla.
- Los niños necesitan de mucho tiempo de calidad, para establecer relaciones profundas con sus padres y aprender a desarrollarlas en el futuro (con hermanos, amigos, esposo/a). Teniendo esto en cuenta es imprescindible perfeccionar la calidad del tiempo que invertimos especialmente en nuestros hijos.
Cómo pasar tiempo de calidad entre padres e hijos
- Olvídese y “pierda” un poco de tiempo con su hijo.
- Relájese y Juegue en familia o Realice una actividad no estructurada, sin reglas fijas, que disfruten juntos: paseo al aire libre, un picnic, andar en bicicleta, etc. donde los niños puedan elegir que hacer.
- Converse sobre temas trascendentes, compartiendo sus opiniones y sentimientos.
Beneficios de pasar tiempo de calidad con otros
- Afianza las relaciones.
- Fomenta el conocimiento y consolida la confianza mutua.
- Desarrolla el interés y preocupación por el otro.
- Abre el diálogo fomentando una comunicación fluida y profunda.
- Nos permite disfrutar en compañía de quienes amamos.
- Ayuda a enfrentar la adversidad de una mejor manera.
Una relación fortalecida en valores sólidos, con una comunicación fluida, que comparte suficiente tiempo para apoyarse, se transforma en un hogar, en una amistad, que cuenta con las herramientas necesarias para enfrentar de una manera adecuada los ataques del mundo actual. Por lo tanto, compartamos no sólo tiempo de calidad sino también en cantidad. Utilicemos cada pequeño momento disponible para estar junto a aquellos que amamos.
Como síntesis:
- Regale horas de calidad a la familia y el pago en abrazos y besos lo recompensará con creces.
- Disfrute de una charla sincera con un amigo y ambos se sentirán más unidos.
- Comparta tiempo con su esposo/a y su relación se robustecerá.