Autora: Ana Muñoz

La mayoría de los suicidios tienen lugar durante una crisis depresiva. El suicida siente un dolor emocional que se le hace insoportable, se siente desesperado, piensa que nada cambiará en el futuro, que no puede contar con nadie que le dé su apoyo y no ve más salida a su sufrimiento que la muerte. Sin embargo, estas personas no quieren dejar de vivir; lo que verdaderamente quieren es dejar de sufrir, pero su estado mental depresivo les impide pensar en otras soluciones, estando su pensamiento centrado en los aspectos negativos de su vida, sin ser capaces de tener en cuenta los positivos. Esta memoria selectiva es un síntoma de la depresión, no de quienes son ellos.

El suicidio no se elige; sucede cuando el dolor es mayor que los recursos para afrontarlo. A lo largo de nuestra vida aprendemos diversas formas de solucionar los problemas. Algunas personas tienen más recursos de afrontamiento que otras. Pero es algo que siempre se puede aprender durante una psicoterapia.

La clave: la depresión se puede tratar por medio de psicoterapia. Los problemas se pueden resolver aprendiendo las diversas formas de hacerlo.

Los síntomas de la depresión

  • Tristeza persistente. Puede romper a llorar sin saber por qué.
  • Desesperación, impotencia, sensación de falta de valía (puede hacer comentarios negativos acerca de sí mismo).
  • Pesimismo y/o culpa.
  • Fatiga o pérdida de interés en actividades ordinarias, incluido el sexo. Falta de entusiasmo.
  • Alteración en los patrones de sueño y alimentación.
  • Irritabilidad. Se enfada fácilmente por pequeñas cosas que antes no le molestaban.
  • Ansiedad y ataques de pánico.
  • Dificultad para concentrarse, recordar o tomar decisiones.
  • Pensamientos, planes o intentos de suicidio.
  • Síntomas físicos persistentes o dolor que no responde a ningún tratamiento.
  • Aislamiento. Incapacidad o falta de interés en comunicarse.

Pistas que nos indican que una persona puede estar pensando en suicidarse

Estos signos, que pueden ser conscientes o inconscientes, son muchas veces un grito de ayuda de una persona que no es capaz de expresar lo mal que se está sintiendo. La presencia de estos signos no indica necesariamente que quiere suicidarse, pero conviene estar atentos.

  • Decir cosas como: "todo el mundo estaría mejor sin mí"; "no importa; no estaré aquí mucho tiempo más"; "lo sentirás cuando esté muerto". Estas frases hay que tenerlas muy en cuenta y no considerarlas sólo palabras.
  • Preocupación por la muerte: hablar o escribir sobre ella.
  • Hacer testamento, arreglar papeles, regalar cosas.
  • Estar de repente contento y relajado tras haber estado muy deprimido durante un tiempo. A veces, cuando una persona ha tomado la decisión de suicidarse, puede sentirse mejor porque ya nada le preocupa.
  • Visitar a amigos y familiares (se trataría de una despedida).
  • Haber tenido muchos accidentes recientemente. Implicarse en conductas de riesgo, como exceso de velocidad.
  • Acumular fármacos.
  • Hablar sobre el suicidio, incluso bromeando.
  • Cuanto mayor es la depresión mayor es el riesgo de suicidio.

Si hemos detectado estos indicios, ¿qué hacemos?

Lo primero es preguntárselo. No pienses que por preguntar a alguien si ha pensado en suicidarse le vas a "dar la idea" de hacerlo. Eso no es cierto. Ten en cuenta que son pensamientos y sentimientos que se viven en un gran aislamiento y de los que la mayoría de las personas no se atreven a hablar debido al tabú que existe a su alrededor. Te agradecerá que le des esa oportunidad y le permitas hablar libremente. Tener a alguien que le escuche puede ayudarle mucho.

Factores de riesgo

Hay algunas circunstancias que aumentan la probabilidad de que una persona se suicide. Entre ellas:

  • Historia familiar de suicidio.
  • Sexo masculino: los hombres se suicidan más que las mujeres en una proporción de tres o cuatro hombres por cada mujer.
  • Intentos anteriores de suicidio.
  • Depresión.
  • Abuso de sustancias.
  • Decline en el nivel socioeconómico.
  • Pérdidas significativas: muerte de un ser querido, pérdida de un empleo, pérdida de una relación importante.
  • Abuso: físico, emocional, sexual o social.

Mitos sobre el suicidio

1. La gente que habla de suicidarse en realidad no lo hace. FALSO. La mayoría de la gente que comete suicidio o lo intenta ha avisado directa o indirectamente.

2. Cualquiera que intente matarse está loco. FALSO. El dolor emocional extremo no es necesariamente un signo de enfermedad mental.

3. Si una persona está decidida a matarse nada ni nadie puede impedirlo. FALSO. La mayoría de los suicidas no quieren morir; sólo quieren librarse del dolor emocional y pueden tener sentimientos mezclados de vida y muerte hasta el último momento.

4. Una mejora después de una crisis suicida significa que ya no existe riesgo de suicidio. FALSO. Aunque empiece a sentirse mejor, los pensamientos suicidas pueden persistir durante un tiempo o volver a aparecer en determinados momentos.

Cuando alguien te dice que quiere suicidarse

  • Averigua si existe un riesgo inmediato de suicidio: pregúntale si tiene intención de hacerlo o sólo lo ha pensado, si tiene un plan y cuándo lo llevaría a cabo (inmediatamente, en unos días, en unas semanas). La mayoría de las veces no hay un riesgo inminente de suicidio, pero si es así, no dudes en llamar a la policía.
  • No le dejes solo. Escucha atentamente lo que tenga que decirte sin juzgarle. No trates de minimizar sus problemas e intenta ponerte en su lugar y entender lo que siente. Lo importante no es si lo que te dice es realista, sino cuáles son sus sentimientos. Recuerda que para esta persona sus problemas son tan graves como para preferir la muerte antes que seguir soportándolos.
  • No hagas que se sienta culpable diciendo, por ejemplo, que hará un daño enorme a su familia.
  • No desestimes sus sentimientos. No le digas cosas como :"olvídate de eso".
  • Muéstrale cariño; permítele expresar sus sentimientos; deja que llore o se enfade.
  • Dile que lo que le sucede tiene tratamiento, que le vas a ayudar todo lo posible y que puede contar con tu apoyo.
  • Saca de su casa cualquier cosa que pudiera usar para hacerse daño, como pastillas.
  • Ayúdale a encontrar un psicólogo o psiquiatra. Dile que no pierde nada con intentarlo, que para suicidarse siempre hay tiempo. (A veces es más fácil conseguir que posponga el suicidio que lograr que abandone esas ideas).
  • Dile que los pensamientos y deseos de suicidio siempre son temporales.
  • Recuerda que una persona con deseos de suicidio debe ver a un especialista inmediatamente.

Si estás deprimido y piensas en el suicidio...

Ten en cuenta lo siguiente:

1. La mayoría de los suicidios ocurren durante los tres primeros episodios depresivos. Después, estas personas suelen darse cuenta de que los pensamientos suicidas son siempre transitorios. Cuando aprenden, por su propia experiencia, que cualquiera de estos episodios acaba pasando, la probabilidad de llegar a suicidarse disminuye.

2. Tú no tienes la culpa de sentirte así. Si pudieras animarte lo harías. Ten presente que lo que tienes es una depresión, y eso es algo que se puede tratar.

3. Evita las drogas y el alcohol. La mayoría de las muertes por suicidio son debidas a un impulso repentino. Las drogas y el alcohol contribuyen a que se produzcan dichos impulsos.

4. Incluso si ya has recibido tratamiento, recuerda que hay distintos tipos de terapia. A veces hacen falta varios intentos hasta encontrar el tratamiento adecuado para cada persona.

5. El hecho de que no puedas pensar en otra solución que no sea el suicidio no significa que no exista. Tu depresión está alterando tu capacidad para pensar. Amigos, familiares y terapeutas pueden ayudarte a encontrarla.

¿Qué puedes hacer?

  • Haz una lista con las cinco personas a las que podrías recurrir.
  • Prométete a ti mismo que si piensas en suicidarte dejarás de lado momentáneamente esas ideas y llamarás a la primera persona de la lista y que si esa persona no te toma en serio o no te da el apoyo que necesitas llamarás a otra.
  • Busca un psicólogo y pide cita inmediatamente.
  • Escribe tus síntomas depresivos y tus pensamientos suicidas.
  • Escribe acerca de tus metas, tus esperanzas y deseos para el futuro y sobre las personas que valoras en tu vida. Léelo cada vez que necesites recordar por qué tu vida es importante.
  • Habla con las personas que son importantes para ti y cuéntales lo que te pasa, de forma que puedan estar preparados si aparece una crisis suicida.
  • Reconoce los síntomas que pueden llevarte a una crisis suicida. Indican que es momento para mimarte y cuidarte, no para enfadarte contigo mismo.

Cuando sucede lo peor: perder a alguien a través del suicidio

  • Pueden aparecer una gran variedad de sentimientos, entre ellos culpa, resentimiento, confusión, remordimientos y preocupación por problemas no resueltos.
  • Muchos se sentirán culpables pensando que han fracasado a la hora de ayudarle o se reprocharán no haberse dado cuenta. Por desgracia, no siempre puede impedirse el suicidio. Todos somos limitados y no podemos controlar totalmente la conducta de otras personas.
  • Permítete sentir el dolor y llorar. Las lágrimas alivian el sufrimiento y ayudan a seguir adelante.
  • Es posible que no vuelvas a ser la misma persona. Hay cosas que nunca se superan por completo y tienes que aprender a vivir con eso.
  • Permítete sanar tus heridas. No necesitas probarle tu amor llorando su muerte para siempre. Ese amor puede permanecer toda tu vida a través del recuerdo de los momentos felices; aquellos que te hacen sonreír.
  • Probablemente te preguntarás por qué. Leer sobre la depresión y el suicidio puede ayudarte a comprenderlo si lo necesitas. Busca información.
  • Tal vez necesites ayuda psicológica y también puede venirte bien contactar con un grupo de personas que hayan pasado por tu misma situación.
  • Es posible que las personas que te rodean no sepan cómo actuar y prefieran no hablar del tema. Hazlo tú; habla con alguien y expresa tus sentimientos. No los encierres dentro de ti porque entonces pueden pesar demasiado.

Cómo decirle a los niños que su madre o padre se ha suicidado

"¿Y ahora qué le digo a los niños?". Esta es una pregunta muy común tras un suicidio. La respuesta es simple: diles la verdad. No saber lo que ha pasado no les hará ningún bien y si lo llegan a saber a través de otra persona podrían perder la confianza en ti.

Cuando alguien que aman se suicida los niños pueden sentir los siguiente:

  • Piensan que la persona que se suicidó no los quería y se sienten abandonados.
  • Piensan que son culpables del suicidio, sobre todo si en algún momento de enfado desearon la muerte de esa persona.
  • Miedo a morir ellos también.
  • Tristeza, confusión, soledad.
  • Vergüenza de ver a otras personas o de volver a clase. Se sienten diferentes.
  • Rabia: hacia el suicida o hacia todo el mundo.
  • Negación: fingen que no ha pasado nada.
  • Entran en un estado en el que no pueden sentir nada.

Los niños necesitan saber, igual que tú. Responde a cualquier pregunta que te hagan. Generalmente lo primero que quieren saber es qué es el suicidio. Explícales que la gente muere de formas diferentes: unos por enfermedad, otros por accidente de coche y otros se matan a sí mismos. Cuando te pregunten por qué explícales que tenía una enfermedad llamada depresión que hacía que se sintiese muy mal y que pensara e hiciera cosas que no habría hecho si estuviese bien. Si te preguntan cómo lo hizo diles la verdad. Si no te lo preguntan no digas nada. Recuérdales que su padre o madre los quería mucho, pero que su depresión le impedía demostrarlo.

Investigación: asociación entre perfeccionismo y depresión y suicidio

Según la Asociación de Psicólogos Americanos, la misma cualidad que empuja a una persona al perfeccionismo, puede llevarla a la autodestrucción.

Sidney J. Blatt, de la Universidad de Yale, describe tres tipos de perfeccionismo:

  • Orientado hacia otros. Consiste en exigir metas exageradas y poco realistas a los demás.
  • Orientado hacia sí mismo. Exigirse a uno mismo metas exageradas y poco realistas, con autocrítica y autoanálisis intensos e incapacidad para aceptar los defectos o los fracasos.
  • Socialmente prescrito: creer que los demás nos exigen metas demasiado elevadas y poco realistas, junto al convencimiento de que debemos satisfacerles porque necesitamos su aprobación.

Los dos últimos tipos se han asociado con un mayor riesgo de depresión y suicidio. El perfeccionismo intenso limita la eficacia del tratamiento breve de la depresión, pero estas personas pueden responder bien ante un tratamiento psicológico a largo plazo.

Citas

"Cualquier persona tiene el potencial para convertirse en suicida cuando se enfrenta a una situación que produce dolor emocional y que considera interminable, intolerable y sin salida" (J.A. Chiles y K. Strosahl; The suicidal patient).

"Me gustaría cambiar la palabra suicidio por suisad, que significaría tristeza del yo. Creo que eso sería más esclarecedor que decir que alguien se ha matado. Ellos quieren salvarse a sí mismos, pero matar la tristeza" (P. Cantor).

"Si te estás ahogando de muerte en un restaurante tienes más probabilidades de sobrevivir que si le estás diciendo a tu mejor amigo que piensas suicidarte" (B. Copans).