Autora: Ana Muñoz
Un médico inglés del siglo XVII dijo: "La llegada de un buen payaso al pueblo hace más por la salud de sus habitantes que 20 burros cargados de fármacos".
A la edad de entrar en guardería, los niños se ríen unas 300 veces al día, mientras que los adultos se ríen una media de unas 17 veces al día (mujeres y hombres ríen por igual, pero de cosas diferentes).
Según el psicólogo Steven M. Sultanoff, antiguo presidente de la Association of Applied and Therapeutic Humor, el sentido del humor influye en nuestra salud de diferentes formas. "El humor estimula la risa y, como sabemos, la estimulación fisiológica a través de la risa conlleva una serie de beneficios para la salud. Parece reducir el estrés; estimula la producción de inmunoglobulina A y tiende a estimular los linfocitos T, que son anticuerpos que combaten las infecciones". También reduce los niveles de cortisol, la hormona del estrés, que puede debilitar la respuesta inmunitaria.
Numerosas investigaciones han mostrado cómo las personas que sienten de forma crónica emociones estresantes, como la rabia, depresión o ansiedad, sufren un impacto negativo en su salud debido a dichas emociones. Los estudios más numerosos se han realizado en enfermedades del corazón y muestran que las personas crónicamente enfadas y hostiles tienen un riesgo de 4 a 5 veces mayor de tener un ataque cardíaco que el resto de las personas. Quienes tiene una actitud negativa y pesimista hacia la vida son más susceptibles a padecer enfermedades habituales como resfriados y problemas digestivos.
La risa produce una estimulación que es a la vez relajante. Según algunos autores, la risa estimula también indirectamente las endorfinas, que son los analgésicos naturales de nuestro cuerpo, aumentando la tolerancia al dolor.
Pero la risa no sólo nos proporciona una estimulación fisiológica sino también nos proporciona una experiencia emocional satisfactoria. Si una persona está deprimida o enfadada y alguien la hace reír con algún comentario gracioso, su estado de ánimo cambia inmediatamente y la ira o depresión se desvanecen, al menos momentáneamente. Por eso el sentido del humor es una poderosa arma para utilizar en los momentos difíciles de nuestras vidas.
El humor es también una experiencia social, nos ayuda a sentirnos más relajados con los demás, fomenta la sensación de unidad y pertenencia al grupo y reduce los sentimientos de solead o aislamiento. Cuando te ríes con otra persona te sientes más unida a ella.
Humor y creatividad
El sentido del humor supone creatividad e ingenio, implica un modo de ver las cosas diferente, absurdo y burlesco, que acaba con el exceso de seriedad con el que demasiadas veces enfrentamos la vida. Nos ayuda a ver las cosas desde diferentes perspectivas. Por tanto, estimula nuestra creatividad. De hecho, el doctor William Fry, profesor de psiquiatría de la Universidad de Stanford considera que la creatividad y el humor son idénticos. "Ambos implican poder juntas dos cosas que no tienen una conexión obvia y crear una relación". Por tanto, el sentido del humor es un modo de pensar e interpretar la vida.
El humor nos ayuda también a enfrentarnos con nuestra mortalidad. Las personas con sentido del humor son las más dispuestas a convertirse en donantes de órganos, pues parecen tener menos miedo apenar en su propia muerte. Es general, el sentido del humor nos ayuda a suavizar las "tragedias" de la vida y verlas como algo mucho menos trágico. Nuria se enfrentó con humor a la pérdida de su trabajo y una serie de incidentes desafortunados, diciendo:
"Me deja mi pareja, tengo un aborto y me roban la tarjeta de crédito...
menos mal que no tengo trabajo."
Humor y burla
El humor puede echar abajo los más grandes muros: el todopoderoso y temido jefe que hace sentir una gran ansiedad a sus empleados, pierde parte de su poder cuando uno de ellos enseña a los demás una grotesca caricatura suya dibujada en un papel. La burla es un modo bastante frecuente de utilizar el humor para sentirnos mejor y recuperar nuestra autoestima al infravalorar y rebajar a los demás, aunque no es quizás el modo más sano de utilizarlo, pues es indicativo de una autoestima baja, no soluciona realmente el problema ni nos da el control de nuestro estado de ánimo.
El humor en tiempos de crisis
Un hombre está hablando con un policía en una comisaría, describiendo cómo una tormenta arrancó su casa de sus cimientos, la arrastró calle abajo, cruzó la calle principal y la dejó flotando en el mar. Entonces, el policía le responde: "de acuerdo, escribiré: sin dirección estable".
Generalmente, cuando a alguien le sucede algo que considera grave y le causa un gran malestar emocional, no es capaz de utilizar el sentido del humor e incluso puede dolerle si alguien trata de hacer una broma. Esto es debido a que en ese momento están demasiado absorbidos por lo sucedido, de modo que no son capaces de separar su yo emocional de la experiencia vivida, como si todo lo que pudieran sentir, toda su experiencia emocional, estuviese unida al suceso traumático. Es decir, no son capaces de separar o diferenciar los sentimientos acerca del suceso de los sentimientos relacionados con su identidad personal.
Por otra parte, las personas que mantienen cierta distancia, son más capaces de separar su yo emocional interno de la experiencia emocional vivida y sentir también otras emociones diferentes. Estas personas pueden verse beneficiadas por el humor porque les ayuda a tomar perspectiva y a crear cierta distancia psicológica respecto a lo sucedido. Las personas que se sienten inmersas en la crisis, experimentan el humor dirigido al suceso como si fuera dirigido a ellas mismas. Pero estas personas, cuando son capaces de tomar cierta distancia con el tiempo, puede verse ayudadas también por el humor.
Por tanto cuando mayor sea la distancia entre la persona y el suceso, más útil resultará el humor para superarlo. Por supuesto, esto también puede funcionar a la inversa: la persona muy absorbida por lo sucedido que trata de usar el humor, estará ayudándose a tomar distancia del suceso y ver las cosas de un modo más objetivo.
El humor y la ciencia
A pesar de todo el instrumental médico existente, la ciencia todavía sabe poco de lo que sucede en nuestros cerebros cuando nos reímos (¿tal vez por el escaso sentido el humor que suele tener la ciencia?), aunque parece ser que el tronco cerebral (la parte del cerebro que conecta los hemisferios con la médula espinal) tiene algo que ver. Las personas con alteraciones en esta zona del cerebro han tenido ataques prolongados de risa patológica.
Pero la risa que responde a algo gracioso implica también funciones cerebrales más sofisticadas, situadas en la corteza cerebral. Lo más significativo es que se ve afectada toda la corteza, y no sólo un área de ella, de modo que todo nuestro cerebro superior puede jugar un papel en el sentido del humor.
Peter Derks, profesor de psicología del College of William and Mary sugiere que quizás el hemisferio izquierdo trabaja sobre el contenido verbal de la broma, mientras que el hemisferio derecho, más analítico, trata de descifrar la incongruencia que suele haber en la base de la mayoría de las historias humorísticas.
Lo que muestran las investigaciones
Las personas estresadas que tienen un gran sentido del humor se vuelven menos ansiosos y deprimidos que aquellas en las que el sentido del humor está menos desarrollado, según la investigación de los psicólogos Herbert Lefcourt (University of Waterloo) y Rod Martin (University of Western Ontario).
Investigadores de la West Chester Univertity, en Pennsylvania encontraron que los estudiantes que utilizaban el sentido del humor como un mecanismo de afrontamiento tenían más posibilidades de tener un estado de ánimo positivo.
En un estudio con ancianos deprimidos y suicidas, los pacientes que se recuperaron fueron los que mostraron tener sentido del humor (Joseph Richman, Albert Einstein Medical Center).
Los niveles de inmunoglobulina A, un anticuerpo secretado con la saliva para proteger contra gérmenes invasores de las vías respiratorias altas, decae durante el estrés, pero decae menos en personas que puntúan a más alto en las escalas para medir el sentido del humor.
Un estudio realizado con niños enfermos de cáncer mostró que aquellos con mayor sentido del humor, tenían un mejor ajuste psicológico al cáncer, de modo que les resultaba más fácil vivir con esta estresante enfermedad. También tenían menos infecciones que los niños con menos sentido del humor.
Prescripción de sonrisas
Cultivar el sentido del humor a lo largo del día es una de las mejores cosas que puedes hacer por tu salud. En cada cosa que hagamos, incluso estando solos, podemos encontrar algo gracioso si estamos predispuestos a ello.
Para sentir los beneficios del sentido del humor, obviamente hay que tener primero sentido del humor. Algunas personas parecen tener más que otras y son las que más se benefician de sus efectos. Pero eso no significa que si hasta ahora no has tenido mucho sentido del humor no puedas empezar a tenerlo si te lo propones. Lo primero que has de hacer es preguntarte por qué hasta ahora has tenido tan poco sentido del humor. ¿Tal vez es porque tiendes a tomarte la vida demasiado en serio y no te permites bromear con cosas "serias"? ¿Tal vez piensas que ya no tienes edad para estar de broma? ¿Tal vez otras emociones negativas intensas te han hecho perder el sentido del humor, como la ansiedad, la depresión, etc.? En cualquier caso, para empezar a beneficiarte del sentido del humor, has de empezar por desear hacerlo.
El siguiente paso consiste en descubrir cómo es tu sentido del humor: observa qué cosas te hacen reír. Luego busca películas, libros, revistas, páginas webs, etc., que encajen con ese tipo de humor.
Reírse de uno mismo es quizás el modo más terapéutico del humor. La risa, en sí misma es beneficiosa por sus efectos fisiológicos, pero la risa que nos beneficia emocionalmente es la que nos ayuda a ver nuestros problemas desde diferentes perspectivas y a no ser tan trágicos. Por tanto, observa tu vida, tus problemas, tu situación, tus defectos, tu mala suerte y trata de hacer un chiste con ellos, como hizo Nuria en nuestro ejemplo. Pero no utilices esta estrategia para evadirte o huir, sino para normalizar tu estado de ánimo y sentirte mejor para así poder buscar soluciones efectivas a dichos problemas.
Rodéate de personas con sentido del humor. Comparte con ellos las historias humorísticas que conoces; eso las hará incluso más divertidas.
Sigue el ejemplo de Mario: durante una reunión de trabajo se sentía tremendamente estresado, había mucho en juego y tenía miedo de perder un cliente muy importante para su empresa. Cuando hicieron un pequeño descanso, Mario entró en el lavabo, se miró al espejo y empezó a hacer una serie de muecas y gestos grotescos y extraños con la cara y el cuerpo, imaginando que se presentaba así en la reunión como un modo de expresarles a todos lo estresado que estaba.