Autora: Ana Muñoz

El sentido del humor es, en cierto modo, una manera de jugar aunque, en este caso, el juego se realiza con las ideas. Por tanto, en la base del humor se encuentra una disposición juguetona habitual. Un mismo suceso o situación puede verse de diversos modos; por ejemplo, como amenazante, molesto, interesante, desconcertante, etc. Pero también puede verse de un modo divertido si tenemos la disposición para ver las cosas de este modo.

Aunque algunas personas son buenas captando las incongruencias, absurdos e ironías de la vida, solo aquellos que tienen esta disposición juguetona o humorística encuentran humor en ello.

El sentido del humor tiene un componente tanto genético como aprendido. Si observamos a los niños, vemos que la mayoría de ellos tiene una disposición juguetona pero, como comentaba más arriba, las personas que los rodean pueden hacer que adopten una actitud más seria e impedir el desarrollo de su sentido del humor.

Los amigos y familiares que te animan a sumergirte en todo tipo de humor sin restricciones, te ayudan a desarrollar las habilidades necesarias para reconocer y crear el humor. Así mismo, los medios de comunicación son también un excelente modo de desarrollar esta habilidad. Mediante revistas, páginas web, vídeos, etc., puedes aprender a fomentar tu sentido del humor. En realidad, en casi cualquier situación, lugar o circunstancia, puedes encontrar algo gracioso si te lo propones; a menudo, basta con tener la motivación para hacerlo y animarte a perder el miedo a la reacción de los demás, que a veces impide a una persona hacer un comentario gracioso a pesar de habérsele ocurrido. Por este motivo, las personas más tímidas e introvertidas pueden aparentar tener menos sentido del humor que las más extrovertidas… Hasta que las conoces y descubres que, a menudo y para tu sorpresa, son los que expresan los comentarios más graciosos.

Por lo general, el nivel de seriedad de las personas se mantiene constante hasta los 40 años de edad, aproximadamente, edad en que las personas comienzan a volverse algo más serias y pierden parte de su sentido del humor. Esto, por supuesto, puedes evitarlo si te lo propones y no dejas que tu vida se vuelva demasiado seria.

Qué puedes hacer para desarrollar tu sentido del humor

Mira a tu alrededor y trata de buscar a menudo algo que puedas ver de un modo humorístico y hacer alguna broma o comentario ingenioso.

• Mira vídeos, páginas web, revistas o programas de humor. Los vídeos que más triunfan en Youtube son precisamente los que más hacen reír a la gente.

• Mira revistas o fotos que, en principio, no estén pensadas para hacer reír y trata de hacer algún comentario gracioso que se te ocurra.

• Rodéate de personas con sentido del humor y evita a aquellos que te miran con cara de haberse comido un limón cada vez que intentas hacer una broma. 

• Sustituye al crítico interior por el cómico interior. Si sales de tu casa, caminas 10 minutos hasta el coche y cuando vas a entrar descubres que te has dejado las llaves en casa, puedes liberar al crítico interior para que te diga lo idiota, inútil e incompetente que eres o puedes dar rienda suelta al cómico interior para que te diga: “Es que mi inconsciente, que sabe más que yo, tenía muy claro que me hace falta caminar y me ha hecho esto por mi bien… Faltaría más”.

• La parte más difícil: el sentido del humor de nivel avanzado consiste en reírse de uno mismo (“Hoy no encontré nada de que reírme hasta que me miré al espejo”), así como usar el humor en situaciones estresantes, duras o demasiado serias. Por ejemplo, cuando una mujer de unos 65 años perdió a su madre de muerte natural, su marido empezó a llamarla “la huerfanita”.

 

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