Autora: Ana Muñoz
El vitíligo consiste en una despigmentación de la piel y membranas mucosas debido a la destrucción de los melanocitos, que son las células encargadas de dar a la piel su color natural.
Esta despigmentación hace que aparezcan parches de color blanco y forma irregular. Puede aparecer en cualquier parte de la piel. La extensión que alcanzan es muy variable, pero no es frecuente la despigmentación total.
El cabello de las zonas afectadas también se vuelve blanco. Los ojos también pueden verse afectados por despigmentación de la retina y coroides.
Las zonas más comunes de despigmentación son:
- Cara, cuello, ojos, pezones, ombligo, genitales.
- Pliegues de la piel, como axilas e ingles.
- Zonas donde ha habido lesión (cortes, magulladuras, quemaduras, etc.)
- Alrededor de lunares.
- Pelo.
- Puntos de prominencia ósea, como codos y rodillas.
Aunque muchas personas con vitíligo no padecen ninguna otra enfermedad, existen algunas enfermedades asociadas al vitíligo, como la tiroiditis de Hashimoto, enfermedad de Graves, diabetes (en general insulinodependiente), enfermedad de Adison, Hipoparatoroidismo, anemia perniciosa, candidiasis mucocutánea crónica, esclerodermia, alopecia areata, halo nevo y melanoma maligno.
La exposición al sol puede ser peligrosa para estas personas, debido a la falta de células pigmentarias, por lo que pueden desarrollar cáncer de piel.
Causas
El origen de esta enfermedad es desconocido, aunque se piensa que se debe a procesos autoinmunes (es decir, el sistema inmunitario destruye los propios melanocitos), o bien a la síntesis de productos tóxicos por el propio organismo.
En la enfermedad autoinmune influyen también los aspectos genéticos, pues una persona puede heredar una predisposición a desarrollar este tipo de enfermedad, pero eso no significa que necesariamente vaya a acabar enfermando, sino que deben darse otros factores que acaben desencadenando la enfermedad a la que se tiene predisposición. Los factores emocionales y el estrés podrían ser los desencadenantes.
Algunas personas con enfermedades de la piel tienen problemas psicológicos. La piel puede reaccionar de modos diversos ante los factores emocionales. Todos conocemos cómo la piel puede ruborizarse, sudar, erizarse el vello que la cubre, ponerse pálida, etc., en respuesta a determinadas emociones. Por este motivo, no resulta extraño que muy diversas enfermedades de la piel estén asociadas a problemas emocionales.
Esto no significa que exista una única causa para la enfermedad. En un estudio realizado en India con un grupo de 5000 personas menores de 20 años, se vio que la malnutrición y la ingestión de comida basura (con altos contenidos de colorantes, conservantes y antioxidantes) eran los factores desencadenantes principales en los niños más pequeños, así como las infecciones recurrentes y la toma recurrente de antibióticos. En un pequeño porcentaje, el trauma emocional parecía ser el desencadenante de la enfermedad.
En otros estudios se ha visto una incidencia mayor de vitíligo en niños en zonas con aguas contaminadas. También se ha documentado la aparición de vitíligo tras operaciones quirúrgicas importantes, estrés emocional severo, embarazo, enfermedades graves y trauma físico.
Según los autores, todos estos factores desencadenantes pueden haber contribuido a crear un desequilibrio en el sistema inmunitario, de modo que un proceso autoinmune o de otro tipo llegara a paralizar el sistema de melanocitos del paciente, dando lugar al vitíligo. El estrés emocional puede tener también este mismo efecto sobre el organismo.
"El estudio apunta a que el vitíligo es una enfermedad multifactorial". "La mejora de la resistencia general del organismo puede dar lugar a una repigmentación espontánea". Los autores consideran que en cada paciente existe un factor desencadenante que ha de ser descubierto y eliminado para que la recuperación se produzca de manera espontánea.
Prevalencia
El vitíligo es una enfermedad frecuente, con una prevalencia del 1-2 % en lugares geográficos muy diferentes. Afecta a mujeres y hombres por igual, así como a cualquier raza. Al menos la mitad de las personas que desarrolla esta enfermedad experimentan cierta despigmentación de la piel antes de los 20 años de edad. La mayoría la desarrolla antes de los 40 años de edad. Alrededor del 20 % tienen algún familiar con este mismo trastorno.
Los patrones del vitíligo
Generalmente, el vitíligo aparece en uno de estos tres patrones:
- Patrón focal, en el que la despigmentación se limita a una o unas pocas áreas de la piel.
- Patrón segmentario, en el que los parches de despigmentación sólo se producen en un lado del cuerpo.
- Patrón generalizado, cuando ocurre simétricamente en ambos lados del cuerpo.
Los patrones focal y segmentario no se extienden, sino que permanecen en la zona o zonas del cuerpo afectada. El vitíligo generalizado puede extenderse, aunque no hay modo de predecir si lo hará o no. Aunque en algunos casos el trastorno no se extiende, por lo general es progresivo y con el tiempo se van a afectando cada vez más zonas del cuerpo
¿Puede curarse?
Alrededor del 30 % de las personas afectadas se recuperan espontáneamente. En otras ocasiones pueden producirse ciclos de pérdida de pigmentación seguidos por periodos de estabilidad, de forma indefinida. El estrés contribuye a aumentar la despigmentación.
Los efectos emocionales del vitíligo
Aunque el vitíligo no es una enfermedad médicamente peligrosa, puede tener importantes efectos emocionales negativos. Es frecuente que las personas que padecen vitíligo se sientan rechazadas o señaladas, sobre todo si los parches blancos se producen en zonas visibles del cuerpo, como la cara. Pueden tener sentimientos de inadecuación, pérdida y frustración, así como baja autoestima o depresión. Este estrés que causa la misma enfermedad puede también contribuir a su agravación y permanencia.
Los adolescentes, que suelen estar especialmente preocupados por su apariencia física, pueden sentirse devastados por este trastorno. Algunas personas con vitíligo se sienten avergonzadas, deprimidas o preocupadas por las posibles reacciones de los demás.
Muchas personas suelen utilizar productos cosméticos que les ayudan a igualar el color de la piel, y sentirse mejor. En algunos casos puede ser necesaria la ayuda de un psicólogo para afrontar los efectos emocionales de esta enfermedad.