Autora: Ana Muñoz
Tanto en la diabetes tipo I como en la II, hay demasiada glucosa en tu sangre y demasiado poca en las células de tu cuerpo. En la diabetes tipo I, los elevados niveles de glucosa en sangre se deben a que las células productoras de insulina se han destruido. En la diabetes tipo II se debe a que las células del cuerpo se han vuelto resistentes a la insulina. En ambos casos, los signos y síntomas que pueden producirse son los siguientes:
Debilidad y fatiga
La glucosa procedente del alimento entra en la sangre y desde ahí debe ser conducida al interior de las células con la ayuda de la insulina. Si la insulina no está presente o si las células no reaccionan ante ella (resistencia a la insulina), entonces la glucosa permanece en la sangre y tus células se quedan sin energía, haciendo que te sientas débil.
Aumento de la frecuencia de orina
Cuando hay demasiada glucosa en la sangre, se orina con más frecuencia. Es un mecanismo para expulsar el exceso de glucosa de la sangre. Esto hace que tengas necesidad de orinar con mucha frecuencia.
Sed intensa.
La necesidad de beber más de lo normal es otro signo de diabetes, sobre todo si va acompañada de orina frecuente. La sed es debida a que tu cuerpo necesita agua para diluir el exceso de glucosa.
Pérdida de peso
Este síntoma es más acusado en la diabetes tipo I. Debido a que las células no están obteniendo la cantidad de glucosa que necesitan, el cuerpo busca fuentes de energía, utilizando la grasa almacenada en el cuerpo para producir energía. En la diabetes tipo II sucede de forma gradual, por lo que la pérdida de peso no es significativa.
Hormigueo y entumecimiento en las manos, pies y pernas
Este síntoma recibe el nombre de neuropatía. Ocurre de manera gradual, conforme los altos niveles de glucosa en la sangre dañan el sistema nervioso, sobre todo en las extremidades. La neuropatía puede mejorar cuando se controlan adecuadamente los niveles de glucosa.
Otros síntomas
Piel seca, visión borrosa, infecciones frecuentes, heridas que tardan en curar.