Autora: Ana Muñoz
La pleura es una membrana epitelial de dos hojas; una interna, que envuelve el pulmón adhiriéndose fuertemente a él, y otra externa, que se adhiere a la pared torácica. Queda entre ambas una cavidad que contiene un líquido seroso. Tiene la misión de facilitar el deslizamiento de los pulmones en la caja torácica, en la inspiración y expiración. El derrame pleural consiste en un aumento de líquido en dicha cavidad.
Causas del derrame pleural
El aumento de líquido en la cavidad pleural se observa en cinco circunstancias diferentes:
1. Aumento de la presión hidrostática. Se produce cuando la presión dentro de los vasos sanguíneos (capilares pulmonares o sistémicos) se eleva, lo que favorece la salida de líquido hacia el espacio pleural.
- Ejemplo clínico: insuficiencia cardíaca congestiva derecha.
- Mecanismo: el fallo del ventrículo derecho genera un estancamiento de sangre en la circulación venosa sistémica, incluyendo los capilares pleurales, lo que incrementa la presión hidrostática y empuja el plasma fuera del vaso.
- Resultado: formación de un derrame transudado, pobre en proteínas.
2. Aumento de la permeabilidad vascular. En procesos inflamatorios o infecciosos, la pared de los capilares se vuelve más permeable, permitiendo el paso de proteínas y células al espacio pleural.
- Ejemplo clínico: neumonía.
- Mecanismo: la inflamación inducida por infecciones pulmonares libera mediadores inflamatorios que aumentan la permeabilidad de la membrana capilar.
- Resultado: formación de un derrame exudado, rico en proteínas y células inflamatorias.
3. Disminución de la presión oncótica. La presión oncótica depende principalmente de las proteínas plasmáticas (especialmente la albúmina) que retienen el líquido dentro del compartimento vascular. Si estas disminuyen, se favorece la salida de líquido al espacio extravascular.
- Ejemplo clínico: síndrome nefrótico.
- Mecanismo: la pérdida masiva de proteínas por la orina reduce la presión oncótica plasmática, lo que facilita la salida de líquido a cavidades como la pleura.
- Resultado: formación de un derrame transudado, con bajo contenido proteico.
4. Aumento de la presión intrapleural negativa. Cuando el pulmón se colapsa (atelectasia), se genera una presión negativa más intensa en el espacio pleural, lo que atrae líquido hacia esa cavidad.
- Ejemplo clínico: atelectasia pulmonar.
- Mecanismo: el colapso del tejido pulmonar genera un efecto de vacío que succiona líquido desde los vasos hacia el espacio pleural.
- Resultado: puede provocar un derrame transudado o un exudado, dependiendo de otras condiciones asociadas.
5. Disminución del drenaje linfático. El sistema linfático normalmente elimina el exceso de líquido del espacio pleural. Si este drenaje se ve comprometido, el líquido se acumula.
- Ejemplo clínico: carcinomatosis mediastínica.
- Mecanismo: tumores malignos en el mediastino pueden obstruir los vasos linfáticos, impidiendo el drenaje adecuado del líquido pleural.
- Resultado: formación de un derrame exudado, que puede contener células tumorales.
Tipos de derrame
El derrame pleural puede ser inflamatorio o no inflamatorio.
1. Derrame pleural inflamatorio

Se debe a una inflamación de la pleura (pleuritis). Las causas habituales de pleuritis son los procesos inflamatorios intrapulmonares, como la tuberculosis, neumonía, infartos de pulmón, abscesos de pulmón y bronquiectasias. También pueden ocasionar una pleuritis la artritis reumatoide, el lupus eritematoso diseminado, las infecciones generales difusas y otros procesos generalizados. La radiación utilizada en el tratamiento de los cánceres de pulmón es una causa frecuente de pleuritis.
Consecuencias
En la mayoría de los casos, la cantidad de líquido es pequeña y se acaba reabsorbiendo. Cuando se acumulan grandes cantidades de líquido, se reduce el espacio ocupado por los pulmones dando lugar a dificultad respiratoria.
Cuando el líquido pleural contiene pus (empiema) suele deberse a la invasión bacteriana o micótica del espacio pleural debido, por lo general, a una infección intrapulmonar. El empiema puede ser reabsorbido, pero lo más frecuente es que se produzca la formación de adherencias fibrosas que a menudo hacen desaparecer el espacio pleural o encapsulan a los pulmones, pudiendo dificultar seriamente la expansión pulmonar y, por tanto, la respiración.
2. Derrame pleural no inflamatorio
Las colecciones no inflamatorias de líquido en la cavidad pleural se llaman hidrotorax. La causa más frecuente es la insuficiencia cardíaca y por este motivo suele acompañarse de congestión pulmonar y edemas. También puede formarse un hidrotorax en otras enfermedades generales acompañadas de edemas generalizados, como en la insuficiencia renal y la cirrosis hepática. En líquido suele depositarse en la base del pulmón cuando el paciente está en pie y produce comprensión y atelectasia (estado de contracción y falta de aire en todo el pulmón o parte de él). Si el proceso que lo causa mejora, el líquido puede reabsorberse sin dejar ninguna alteración.
El derrame de sangre en la cavidad pleural recibe el nombre de hemotorax. Casi siempre es una complicación mortal de la rotura de un aneurisma aórtico o de un traumatismo vascular. Suele producir la muerte en cuestión de minutos a horas.
El quilotorax, consiste en una acumulación de líquido de origen linfático. Está producido fundamentalmente por traumatismo u obstrucción del conducto torácico que se produce tras la ruptura de los conductos linfáticos principales. Se encuentra esto en cánceres que surgen en la cavidad torácica y obstruyen los conductos linfáticos principales.
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