Autora: Ana Muñoz
La rosácea es una enfermedad inflamatoria de la piel que afecta a las mejillas, la nariz, la frente o la barbilla. Estas zonas están crónicamente enrojecidas y suelen aparecer granos similares a los del acné. Sin embargo, a diferencia del acné, no aparecen puntos negros o blancos y rara vez aparece en la adolescencia, sino durante la tercera o cuarta década de la vida.
Si recibe una tratamiento adecuado pronto, puede no progresar más o incluso desparecer, pero en los casos avanzados, puede causar un enrojecimiento y engrosamiento permanente de la piel, sobre todo en la nariz.
La rosácea afecta más a mujeres que a hombres, aunque los hombres suelen presentar casos graves.
Comienza con un ligero enrojecimiento de la cara que no desaparece. Cualquier cosa que dilate los vasos sanguíneos puede producir un brote de rosácea. Los desencadenantes varían de una persona a otra, pero los más comunes son alcohol, líquidos calientes, comidas picantes, temperaturas extremas, exposición al sol, vientos fuertes y estrés emocional. Es importante reducir en lo posible la exposición a desencadenantes, porque cada vez que los vasos sanguíneos se expanden, pierden algo de elasticidad. Con el tiempo, se vuelven incapaces de contraerse de nuevo y permanecen dilatados continuamente, produciendo enrojecimiento. Una persona con el enrojecimiento de las etapas iniciales de rosácea, verá que los desencadenantes hacen que su cara se vuelva aún más enrojecida, y que aparezcan pequeños granitos que pueden o no desaparecer cuando el desencadenante se elimina.
No se conoce la causa de la rosácea, aunque los problemas de la piel suelen indicarnos la existencia de algún problema digestivo. Algunos tienen unos niveles de ácido estomacal bajos. Esto dificulta la adecuada digestión y favorece el crecimiento de bacterias. El estreñimiento o un intestino lento pueden tener un efecto parecido. Cuando aparecen granos o enrojecimiento es posible que el organismo esté tratando de eliminar toxinas que no se pueden eliminar adecuadamente a través del aparato digestivo.
El síndrome de permeabilidad intestinal aumentada produce una inadecuada absorción de nutrientes y pueden padecerlo algunas personas con rosácea.
También puede haber una disminución de la flora bacteriana en el aparato digestivo. Se trata de bacterias que ayudan a eliminar toxinas.
En algunos casos, los desequilibrios de hormonas pueden desencadenar rosácea. Mujeres con menopausia o premenopausia pueden padecer síntomas de rosácea hasta que comienzan a equilibrar sus hormonas mediante tratamientos con hormonas naturales. En cambio, las hormonas sintéticas y la píldora anticonceptiva pueden iniciar o empeorar esta enfermedad.
En la medicina convencional no existe un tratamiento para la rosácea. Por lo general, suelen utilizar antibióticos, cuyo efecto es mínimo y que deben usarse continuamente. No obstante, la mayoría de las personas mejoran mediante el uso de terapias naturales para favorecer la digestión, alimentación adecuada, suplementos y esforzándose en evitar los desencadenantes. En las páginas siguientes expondremos dichos tratamientos.
Alimentación
Come abundantes vegetales crudos: verduras, frutas, frutos secos, semilla, brotes, pues poseen enzimas que te ayudarán a obtener nutrientes de los alimentos. Las verduras de hojas verde son especialmente recomendables para las personas con rosácea, pues son ricas en minerales.
Bebe varios vasos de zumo de verduras frescas al día. Es posible que tu aparato digestivo no procese los alimentos correctamente y los zumos son un buen modo de enviar nutrientes directamente a tu torrente sanguíneo.
Asegúrate de que comes abundante fibra: vegetales preferiblemente crudos, cereales integrales (toma el arroz o la pasta integrales).
Los ácidos grasos esenciales reducen la inflamación. Toma pescados como salmón o caballa varias veces a la semana y toma semillas de lino cada día (una o dos cucharadas, con agua).
Muchas personas con rosácea tienen deficiencia de vitamina B. Se encuentra en el arroz integral, avena, germen de trigo y levadura de cerveza. Si tienes tendencia a padecer ansiedad, esta vitamina te ayudará también a calmarte.
Evita los alimentos que desencadenan los síntomas, como alcohol, cafeína y picantes. El azúcar y la sal yodada también dilatan los vasos sanguíneos.
Las grasas saturadas favorecen la inflamación. Evita los fritos y alimentos grasientos.
Las alergias alimenticias pueden producir síntomas similares a los de la rosácea. Comprueba si tienes alguna y elimina dicho alimentos de tu dieta.
No es aconsejable tomar antibióticos para esta enfermedad, pero si consideras que debes hacerlo toma yogurt natural o kefir, para reponer la flora intestinal que perderás con el uso de antibióticos.
Hierbas y suplementos
Clorhidrato de betaína. Mejora la digestión, sobre todo de proteínas, y la acidez estomacal. Toma de 1 a 3 cápsulas con cada comida. Reduce la dosis si notas ardor.
Raíz de genciana. Mejora la función digestiva en general. Toma 300 mg unos 15 o 20 minutos antes de las comidas.
Vitaminas del grupo B. Ayudan a mejorar los síntomas. Toma 50 mg de un complejo vitamínico B.
Vitamina B12. Ayuda a reducir los brotes de rosácea. Toma de 400 a 800 mcg de una forma sublingual o haz que tu médico te inyecte 1 cc una vez a la semana.
Bardana (Articum lappa). Se utiliza para tratar la rosácea y otros trastornos de la piel. Mejora la detoxificación y el equilibrio hormonal. Toma 300 mg tres veces al día.
Progesterona natural. Las mujeres que tengan deficiencia de esta hormona pueden usar progesterona natural, que tiene un efecto antiinflamatorio y mejora la piel. Para conocer el modo de usarla, consulta el artículo sobre menopausia.
Alimentos probióticos. Toma un producto que contenga al menos 4000 millones de organismos activos (bifidus, lactobacillus acidophilus) dos veces al día, treinta minutos después de las comidas. Ayuda a mejorar la salud de la piel.
Homeopatía
Se recomienda consultar con un especialista para la correcta selección y administración de los remedios homeopáticos. Entre los más utilizados se encuentran los siguientes:
Arsenicum albulm
Piel caliente, seca y escamosa. La persona tiende a estar ansiosa e inquieta, coge frío con facilidad.
Hepar sulphuris
Granos llenos de pus que son dolorosos al tacto. Las lesiones de la piel mejoran con compresas calientes.
Pulsatilla
Rosácea asociada con cambios hormonales de la pubertad, la menopausia o la menstruación. Mujeres sensibles y llorosas, que desean dulces. Se sienten peor en habitaciones caldeadas y mejor al aire fresco.
Sepia
Rosácea asociada con cambios hormonales de la pubertad, la menopausia o la menstruación. Mujeres con gran irritabilidad y fatiga, frioleras.
Sulphur
Inflamación y enrojecimiento crónicos de la piel, que empeora con el sol, los baños calientes y los climas calurosos. La persona tiene mucha sed de bebidas frías y prefiere un clima frío.