Autora: Ana Muñoz
La recuperación de una adicción es un proceso duro y largo, que implica no solo dejar de utilizar una determinada sustancia, sino también es un impactante camino de desarrollo personal en el que la persona profundiza en sí misma, se conoce mejor, aprende nuevas habilidades y afronta problemas o experiencias dolorosas que pueden venir de muy atrás en el tiempo.
Las cuatro fases de la recuperación
La recuperación suele tener lugar en varias fases consecutivas: precontemplación, contemplación, acción y mantenimiento (o recaída).
Fase de precontemplación. El adicto no se está planteando dejarlo porque no cree que haga falta cambiar nada, niega ser un adicto y considera que no tiene ningún problema y que controla la su conducta en relación a la sustancia que toma. Conforme pasa el tiempo y las consecuencias negativas de la adición comienzan a ser cada vez más evidentes y mayores, empiezan a plantearse dejarlo, pero aún son capaces de recurrir a la justificación, a culpar a las circunstancias o a hacer racionalizaciones que les permiten seguir sin tomar medidas. Ante la insistencia de los demás para que lo dejen, suelen reaccionar persistiendo aún más en su adicción.
Fase de contemplación. El adicto ya empieza a aceptar que el alcohol o drogas que consume pueden estar creándole problemas, aunque aún no piensa que debería dejarlo por completo. Empieza a darse cuenta también de que no controla la situación tanto como creía al principio y que el alcohol o las drogas ya no le hacen sentir bien ni le aportan el alivio que le aportaban al principio. Aunque una parte de él o ella se plantea empezar a hacer cambios, otra parte quiere seguir como hasta ahora.
En esta fase es más probable que la insistencia de sus familiares pueda ejercer una influencia que los lleve a proponerse dejarlo o bien puede suceder al contrario, haciendo que vuelvan de nuevo a la fase de precontemplación. Por ejemplo, si un familiar reacciona con agresividad y críticas, el adicto podría utilizar el alcohol o drogas para aliviar el malestar que eso le produce.
Por tanto, la actitud de los familiares puede tanto ayudar como perjudicar en el proceso de recuperación, de modo que deben esforzarse por ofrecerle su apoyo pero no reaccionar de una manera agresiva o controladora, ni tratar de sacar por la fuerza al adicto de la situación, porque esto hace más probable que continúe en ella.
Fase de acción. Cuando el adicto toma la decisión de dejarlo, ha entrado en la fase de acción. Para que esta fase siga adelante, es necesario que tenga confianza en su capacidad para dejarlo, que crea en su recuperación y que idee un plan de acción para lograrlo, como acudir a un psicólogo, grupos de ayuda, etc. Acudir a un grupo de apoyo, como alcohólicos anónimos, puede ser un buen modo de empezar a actuar, porque allí no solo le van aconsejar y ayudar, sino que también estará rodeado de personas que le entienden. Además, el hecho de conocer a personas que han pasado por esa misma situación, pero que han logrado superarlo y llevan vidas felices y productivas les ayuda a darse cuenta de que la recuperación es posible y a pensar que ellos también pueden lograrlo.
Los centros de desintoxicación también pueden ser de gran utilidad. Ayudan a atravesar la fase de desintoxicación física, a lidiar con las crisis y las consecuencias que la adicción haya podido tener en sus vidas y relaciones.
No obstante, dejar de utilizar el alcohol o las drogas es solo una pequeña parte del proceso de recuperación. Es muy importante tratar los aspectos psicológicos de la adicción y el adicto puede necesitar aprender una serie de habilidades psicológicas, como manejar las emociones intensas, solución de problemas, manejo del estrés, etc. Sin ciertas habilidades para manejar los problemas y reveses de la vida, podría acabar recayendo en el futuro, recurriendo de nuevo a las drogas o el alcohol como un modo de lidiar con emociones o problemas que no sabe cómo manejar y que le generan una ansiedad o malestar intenso. Aprender, mediante la ayuda de un psicólogo, estas habilidades, puede suponer la diferencia entre recaer o dejarlo para siempre.
Fase de mantenimiento o recaída. Es decir, o logra mantener los cambios que ha realizado durante la fase de acción o recae de nuevo en la adicción. Recuperarse de la adicción es un proceso largo que implica ser cada vez más consciente de sí mismo, de sus problemas, de sus emociones, de los motivos por los que recurrió a las drogas o el alcohol. Llega un momento en que tiene que afrontar temas que quizás ha estado evitando. Por ejemplo, una persona víctima de abuso en su infancia puede beber como un modo de evitar sentimientos y recuerdos demasiado dolorosos. Una vez que el tratamiento psicológico le ha provisto de las herramientas psicológicas necesaria, deberá afrontar ese pasado y superarlo. O bien puede tener que afrontar problemas de ansiedad, como la ansiedad social. Si una persona bebe debido a serios problemas de ansiedad social, será imprescindible que su tratamiento incluya este problema, para que se sienta lo bastante seguro como para afrontar las situaciones sociales sin tener que recurrir al alcohol. De lo contrario, la recaída será más probable.
Los dos primeros años son los más difíciles y es cuando recae la mayoría de la gente, pero algunas personas pueden recaer también después de muchos años, por lo que es importante tener esto en cuenta y seguir haciendo todo aquello que te ha mantenido libre de adicción. Algunas personas que han superado la adicción a una sustancia pueden recaer con una sustancia diferente o con una adicción conductual, como la adicción al juego. La recaída sucede sobre todo cuando no se han tratado correctamente todos los aspectos emocionales y psicológicos relacionados con la adicción y el adicto sigue teniendo problemas para afrontar las emociones dolorosas.
Pero aunque algunas personas recaigan, otras son capaces de mantenerse libres de su adicción para siempre, sobre todo cuando tienen muy claro que no desean volver a caer y las razones para desearlo y han establecido un compromiso firme consigo mismos para no recaer en otra adicción, del tipo que sea, nunca más.
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