Autora: Ana Muñoz

Tener un ser querido con algún tipo de  adicción puede resultar duro y frustrante. Si te estás preguntando qué puedes hacer para ayudarle, en este artículo encontrarás algunas respuestas. Pero es importante que tengas siempre presente que debes cuidar también de ti mismo/a.

1. Infórmate: libros sobre adicción

Es muy probable que tengas muchas dudas y te estés haciendo numerosas preguntas acerca de la adicción. También puede ser que tengas ideas falsas basadas en mitos y estereotipos que pueden frustrar tus intentos de ayudarle. Los siguientes libros pueden resolver esas dudas y os serán útiles a ambos:

From Addiction to recovery: A Therapist’s Personal Journey. Dr. Anita Gadhia-Smith. La autora, psicoterapeuta y ex adicta cuenta su historia en este libro. Este es uno de los libros mejor valorados sobre el tema. Ayuda a entender las causas de la adicción y devuelve la esperanza a quien la ha perdido.

Understanding Addiction. Elizabeth Connell Henderson. La autora de este libro es psiquiatra especializada en adicciones. Responde a preguntas como quién se vuelve adicto y por qué, cuál es el curso de una adicción, cómo la adicción afecta a la familia o qué es la recuperación.

Why Don't They JUST QUIT?  Joe Herzanek, Tracey Lawrence, David Hicks.  Este libro ayuda a entender la adicción y el proceso de recuperación. Dirigido especialmente a personas con adictos en su familia.

2. Ayúdale con los problemas del día a día

Los adictos suelen tener problemas para manejar sus emociones negativas, tienden a sentirse abrumados por ellas o les tienen miedo.

Generalmente, son los padres quienes enseñan a sus hijos a manejar sus emociones. En los niños pequeños, las emociones son tremendamente intensas y abrumadoras, pueden sentirlas incluso como algo destructivo. Cuando sus padres responden correctamente ante ellas, los niños van aprendiendo a manejarlas. De adultos no solemos darnos cuenta del logro tan enorme que eso supone.

Los adictos no solo no han aprendido esto, sino que, además, tienen una mayor sensibilidad innata, de modo que los pequeños problemas del día a día pueden estresarles lo suficiente como para desencadenar el deseo de recurrir a las drogas, el alcohol, etc. Por tanto, los adictos necesitan aprender lo que nadie les enseñó en su infancia.

En su libro, la Dr. Anita Gadhia-Smith describe lo útil que le resultó que las personas de su grupo de apoyo se ayudaran entre ellos con estos pequeños estresores, como:

  • ¿Qué haces cuándo estás cansado? Descansas.
  • ¿Y si tienes ganas de usar drogas porque tienes hambre? Te preparas una comida.
  • ¿Y qué haces cuando te enfadas? Hablas con alguien sobre el tema.
  • ¿Y si tienes ganas de ir al bar al salir de trabajar? Vas a una reunión de grupo de apoyo en vez de al bar.

Esto es mucho más importante de lo que puede parecer a simple vista, porque cualquiera cosa puede desencadenar el deseo de drogarse, beber, etc., incluso el hambre o el cansancio y mucho más los problemas, no saber afrontar una determinada situación de la vida diaria o cualquier tipo de malestar.

Dile que puedes ayudarle con esas cosas, que siempre hay alternativas o soluciones  diferentes y que tú puedes ayudarle a encontrarlas.

3. Ten cuidado con tu propia negación

Es habitual que el adicto niegue su adicción tajantemente. Puede ser debido a que realmente considera que no es un adicto y que puede controlarlo o porque sienta vergüenza y no quiera reconocerlo abiertamente. Tenderá a echar la culpa a los demás o considerar que estás exagerando y que no tiene un problema tan grave como insinúas.

No es raro que esta negación se dé también a nivel familiar. Así, la familia del adicto se convierte en una familia disfuncional, con negación de la adicción, énfasis por parecer normales antes los demás, no expresión de emociones negativas o conflictos sobre cómo tratar al adicto. La relación familiar gira alrededor del secreto, el engaño y la adicción misma, que se convierte en el centro de atención principal, dejando de lado otras tareas importantes, como puede ser el cuidado de los hijos.

Para afrontar la adicción debes acabar con este comportamiento, hablar abiertamente con otras personas significativas en tu vida, dejar tu propia negación y vergüenza de lado y reconocer la realidad de la adicción.

Los errores más habituales de estas familias son los siguientes:

  • Culpar a otros de los problemas. Por ejemplo, no reconocer que ha perdido el trabajo por culpa de su adicción.
  • No hablar del problema de adicción, no expresar emociones negativas (sobre todo la ira) e incluso tratar de no sentirlas. Tratan de mantener la paz a toda costa, para evitar estresar al adicto, pero al suprimir las emociones negativas, se suprimen también todas las demás y empiezas a no saber lo que sientes ni percibir las emociones de los otros miembros de la familia.
  • Asumir todas las responsabilidades que el adicto no puede asumir. Esto hace que el adicto no padezca las consecuencias negativas de su propia conducta, lo cual le perjudica a largo plazo.

4. No intentes comprender, solo aceptar

Es posible que incluso tras leer varios libros sobre el tema, no llegues a entender el motivo debido a que es un comportamiento que está demasiado alejado de tu modo habitual de ser y comportarte.

Pero lo importante no es que lo entiendas, sino que aceptes a esta persona tal y como es ahora, con su adicción y sus problemas. Si ocupas tu mente con pensamientos como: “debería controlarse”, “no sé por qué le cuesta tanto”, ¿Por qué no puede ser una persona normal? U otros por el estilo, sólo lograras sentir rechazo y no le estarás ayudando.

Aceptar la realidad tal y como es ahora es un requisito indispensable para poder mirar hacia el futuro. Quedarte atasco preguntándote acerca del por qué de tus desgracias o lamentándote de que las cosas no sean mejores, te impedirá ayudarle.

Piensa: “Así son las cosas ahora y de nada sirve lamentarse pensando cómo deberían ser. Es preferible pensar qué hacer, mirar hacia el futuro y empezar a actuar”.

5. Haz que sepa que cuenta contigo

A veces, el mejor modo de ayudar a quien no quiere ser ayudado es no hacer nada. No trates de obligarle a aceptar ayuda a la fuerza. Tan solo hazle ver que estarás ahí y le apoyarás si decide aceptar tu ayuda.

Las adicciones pueden generar discusiones constantes, dolor y malestar, y pueden deteriorar gravemente la relación. Esto sucede porque tu preocupación por esa persona hace que desees ayudarle y te sientes frustrado/a por no poder hacerlo, por ver cómo se destruye o porque te deja de lado.

Si está sucediendo esto debes retirarte, dejar de hacerte responsable de su vida y su bienestar, cuidar de ti y esperar, dejando las críticas y los reproches a un lado.

Al menos estarás evitando que la adicción destruya también vuestra relación y eso hará que puedas ayudarle cuando decida aceptar tu ayuda. Ten en cuenta también que muchos adictos vencen su adicción sin ayuda.

6. Dos tipos de adictos

Entre los diversos autores que hablan sobre las causas de las adicciones, verás siempre el eterno debate entre los que opinan que la causa es médica (una enfermedad física de causa fisiológica o neurológica) y los que consideran que la causa es psicológica.

En realidad, existen ambos tipos de adictos. Para algunos, la causa es fundamental mente psicológica, suele estar relacionada con una baja tolerancia a la frustración y son adicciones más fáciles de superar, como la adicción al tabaco.

En cambio, las personas con adicciones más compulsivas (como el alcohólico que sigue bebiendo tras haber sido hospitalizado a causa del alcohol) están atrapadas de manera rígida en su adicción debido a que los centros cerebrales responsables de estas conductas están alterados. Es decir, su fisiología cerebral es la principal causa.

Muchas de las personas con adicciones más severas padecen también algún trastorno de personalidad y pueden tener problemas de ansiedad, pánico, depresión o ira, debido a una tendencia innata y biológica a reaccionar exageradamente, a la ausencia de reacción o ambas cosas, ante el estrés de la vida diaria. Esta disposición biológica puede ser suficiente para generar una adicción.

Tampoco es extraño que los adictos se hayan criado en familias con problemas, de manera que en su infancia han vivido más experiencias estresantes que la mayoría de las personas. Esta mezcla de biología y ambiente empeora aún más las cosas.

Algunas personas que han vivido infancias tremendamente perturbadoras y traumáticas, encuentran en la adicción, sobre todo a las drogas, la única salvación posible, que mantiene su mente embotada y a salvo de un trastorno más grave como la esquizofrenia.

Ten esto en cuenta y recuerda que las estrategias que utilizan las personas para sobrevivir son a veces dañinas, pero son el único modo que conocen (hasta que aprenden otras mejores).

7. Ayúdale a buscar ayuda profesional

Muchas personas no son capaces de superar solas la adicción y necesitan la intervención de un profesional. Es posible que se niegue a aceptar ayuda, pero que no la acepte ahora no significa que no vaya a aceptarla en el futuro.

Busca direcciones de varios psicólogos especializados en adicciones, grupos de apoyo, centros especializados y todo lo que puedas encontrar en tu ciudad para tener preparada una lista de recursos que tu ser querido pueda utilizar.

Desgraciadamente, algunas personas necesitan tocar fondo antes de tomar la determinación de buscar ayuda. Si este es el caso, no podrás hacer mucho más. Dale tu lista de recursos y ten paciencia.

En el Colegio Oficial de Psicólogos o Federación de Psicólogos de tu país podrán ayudarte.

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