Autora: Ana Muñoz


La inspiración no es solo para el escritor que busca una buena trama para su próxima novela, ni para el pintor que persigue su próxima gran obra. La inspiración puede ser importante para cualquier persona que quiera resolver sus problemas o mejorar su vida.

La inspiración es la que nos trae esa gran idea que lo resuelve todo; es la que nos guía por el camino hacia el éxito y nos conmueve mientras lo recorremos porque la sentimos como algo más grande que nosotros mismos. Los griegos decían que eran las musas las que les traían la inspiración y los creyentes sienten que sus dioses les hablan y les guían; otros lo viven como si una fuerza sobrenatural y maravillosa se hubiera apoderado de ellos y los llevara de la mano hacia un lugar mejor.

Pero la inspiración no tiene por qué ser siempre algo sublime e inmenso, como puede suceder al artista que crea la mayor obra de su vida. A veces, simplemente viene a nosotros en forma de pequeñas chispas que nos iluminan en la oscuridad. Cualquier problema, desde una depresión hasta la pérdida de un trabajo; desde el insomnio o la ansiedad hasta la falta de dinero para llegar a fin de mes… Cualquier problema, sea del tipo que sea, que tengas en ese momento puede verse beneficiado e incluso resuelto por ese toque mágico de la inspiración.

Dicho así parece fácil; lo realmente complicado es encontrar a la musa y ser inspirados por ella. La inspiración viene de dos caminos: el interior y el exterior, aunque más a menudo es una mezcla de ambos. El interior es cuando aparece de repente sin que haya nada ni nadie externo que te haya inspirado. El exterior es cuando sales ahí fuera en busca de experiencias o personas que te inspiren. Por lo general, estos dos caminos están mezclados y entrelazados, de manera que las experiencias que vives durante un tiempo pueden acabar, de repente, en esa gran idea que parece surgir de la nada, de tu propio interior. Lo que ha sucedido es que tu inconsciente ha usado el material y conocimientos de que dispones y ha dado con la solución que necesitas.

Por tanto, si tienes problemas que no sabes cómo resolver, si tienes algún trastorno emocional, si necesitas cambiar tu vida pero no sabes cómo o si te preocupa cualquier otra cosa, necesitas salir en busca de tu musa y no parar hasta encontrarla. La inspiración puede estar en cualquier parte: en una novela, en un artículo de Internet, en la calle, en una película, en otra persona, en un folleto, en una playa… Lo más importante es abrir bien los ojos y mirar lo que sucede a tu alrededor. Mucha gente va por la vida sin ver realmente. Ver algo de verdad significa prestarle atención, aunque solo sea un momento, para captar su mensaje y comprobar si puede aportarnos algo importante. Los ojos que miran ciegos nunca verán a la musa; ella pasará por su lado y ellos seguirán caminando cabizbajos, sumidos en sus propias nubes negras, dejando atrás el escaparate de la librería donde venden ese libro que podría inspirarlos. Otros escucharán los consejos de un amigo bienintencionado sin prestarle atención y no se darán cuenta de que lo que dice podría inspirarle, no necesariamente por ser un buen consejo en sí mismo (que podría serlo) sino porque tu mente podría combinarlo con otras ideas y crear así la verdadera inspiración unos días después.

La inspiración puede ser contagiosa

En una investigación, Todd Thrash y sus colaboradores estudiaron hasta qué punto la inspiración podría contagiarse al leer poemas y esto es lo que descubrieron:

  • Cuánto más inspirado se sentía el poeta al escribir, más decían sus lectores sentirse inspirados.
  • Cuando los lectores consideraban los poemas como profundos y bellos, tenían más probabilidades de sentirse inspirados.
  • Cuanto más abierto a nuevas experiencias estuviera el lector, más inspiración sentía.

Por tanto, además de tener los ojos bien abiertos y estar dispuesto a dejarte influenciar por las cosas y personas que encuentres a tu alrededor, también es importante saber elegir qué libros lees, a qué personas escuchas, qué páginas de Internet visitas… Cuanto más inspirados estén los autores de todo ese material que te rodea y al que puedes tener acceso, más probabilidades habrá de que te inspiren también a ti.

Los escritores que más nos inspiran son aquellos que escriben con autenticidad, expresan su verdadero estado interior a través de la escritura y nos cuentan sus verdades más profundas. A menudo nos inspiran las personas que dicen cosas que queríamos expresar nosotros mismos pero no sabíamos cómo porque nos faltaban las palabras. Esas personas sacan a la luz nuestras propias verdades.