Autora: Ana Muñoz


La ortorexia es un trastorno de la alimentación que consiste en una fijación obsesiva en comer solamente alimentos considerados sanos, junto con una gran ansiedad y evitación de la comida si no es totalmente sana y sentimientos de culpa y autodesprecio cuando se toma algún ingrediente prohibido.

Suele comenzar cuando una persona trata de comer más sano, pero poco a poco se va convirtiendo en una obsesión que hace que su vida esté totalmente centrada en hacer una alimentación “correcta”.

Conforme aumenta su obsesión, el número de alimentos prohibidos puede ir también en aumento, hasta llegar a llevar una dieta muy restrictiva y poco saludable (que es precisamente lo contrario de lo que desea conseguir).

No es un trastorno reconocido oficialmente, pero muchos profesionales de la salud insisten en que debería reconocerse como tal.

Principales características de este trastorno

Evitan todo tipo de aditivos artificiales, como colorantes o conservantes, así como pesticidas, herbicidas, modificación genética, grasas no saludables, azúcar refinada, alimentos no integrales, sal.

En mayor o menor medida, tienen una concepción distorsionada de lo que es sano, de manera que pueden rechazar totalmente todo tipo de grasa, son solo las hidrogenadas, que son las únicas no saludables, o cualquier tipo de carne, o los alimentos cocinados (tomando solo los crudos), etc., de manera que su alimentación se vuelve muy restrictiva y pueden tener problemas de malnutrición.

La forma de preparar la comida debe ser también lo más sana posible. La lavan varias veces para asegurarse de que no contengan bacterias y la manipulan lo menos posible.

Nunca salen a comer fuera, ni comen ninguna comida que no hayan preparado ellos mismos y estén seguros de que los ingredientes son sanos, naturales y limpios, y los alimentos se han preparado “correctamente”.

Si cede a alguna tentación, se siente culpable y se autocritica por no haber tenido fuerza de voluntad.

¿Cuáles son las consecuencias?

Este comportamiento tan rígido les impide tomar parte en muchas actividades de la vida diaria y a menudo son intolerantes respecto a los puntos de vista de los demás respecto a la comida.

Los ortoréxicos pueden acabar aislados de los demás porque planean su vida alrededor de la comida, que se convierte en su principal preocupación, de manera que les queda poco tiempo para hacer otra cosa que no esté relacionada con la comida. Dejan de acudir a cualquier reunión social donde haya comida o bebida y acaban solos y obsesionados, con sentimientos de culpa, frustración e infelicidad.

Puede llegar un momento en que acaben perdiendo la capacidad para comer de un modo intuitivo: saber cuándo están hambrientos, cuanta comida necesitan tomar y cuándo están llenos.

Como la comida se convierte en una obsesión, los pensamientos sobre comida rondan la mente continuamente, impidiendo hacer una vida normal o tener una conversación normal.

El restringir tanto el número de alimentos permitidos, pueden acabar con problemas de salud y desnutrición.

Por qué se produce

Entre las causas que se barajan se encuentran los problemas de autoestima, el deseo de usar la comida para crear una identidad, o un modo de evitar otros problemas en sus vidas o huir de sus miedos, pues centran toda su atención en la comida y todo lo demás se vuelve secundario.

La autoestima de estas personas suele estar relacionada con su capacidad para comer del modo que consideran correcto, de manera que tener la fuerza de voluntad suficiente como para no ceder ante las tentaciones y comer solo los alimentos permitidos les hacer aumentar su autoestima y sentirse mejor consigo mismos.

¿En qué se diferencia la ortorexia de la alimentación sana?

Muchas personas desean hacer una alimentación sana y evitan los aditivos no naturales, tratan de comer alimentos integrales (por ejemplo, prefieren el pan y el arroz integral), y prefieren los alimentos ecológicos, pero no lo practican de un modo tan rígido, de manera que pueden salir a comer a un restaurante y tomar arroz blanco o pan no integral o no preocuparse demasiado si alguna vez toman un alimento procesado o con aditivos artificiales, aunque traten de evitarlos en la medida de lo posible, y en general toman todo tipo de alimentos.

Tampoco son tan severos consigo mismos ni se sienten culpables o autocastigan si no consiguen tomar alimentos sanos siempre, algo que es bastante difícil dada la gran cantidad de alimentos que llevan algún tipo de aditivo o han sido procesados de algún modo o no elaborados con ingredientes integrales, etc.

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