Autora: Ana Muñoz


Existen diversos trastornos caracterizados por cursar con unos altos niveles de ansiedad. Estos son los principales.

Trastorno obsesivo-compulsivo

Las obsesiones consisten en pensamientos, impulsos o imágenes recurrentes y persistentes que se viven como intrusos e inapropiados y causan gran ansiedad o malestar. No se reducen a simples preocupaciones excesivas sobre problemas de la vida real. Las personas que las padecen tratan de ignorarlas o suprimirlas o bien intentan neutralizarlas mediante otros pensamientos o actos (compulsiones).

Las compulsiones consisten en comportamientos (lavado de manos, puesta en orden de objetos, comprobaciones, etc.) o actos mentales (rezar, contar, repetir palabras en silencio, etc.) de carácter repetitivo que el individuo se ve obligado a realizar en respuesta a una obsesión o con arreglo a ciertas reglas que debe seguir estrictamente (rituales). El objetivo de estos comportamientos u operaciones mentales es reducir o impedir el malestar o algún acontecimiento negativo que podría suceder. Sin embargo, o bien no están conectados de forma realista con aquello que pretenden neutralizar o bien resultan claramente excesivos.

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Fobia social

Temor acusado y persistente por una o más situaciones sociales o actuaciones en público en las que el individuo se ve expuesto a personas que no pertenecen al ámbito familiar o a la posible evaluación por parte de los demás. Esta persona teme actuar de un modo que sea humillante o embarazoso. Cuando se encuentran en las situaciones sociales temidas sienten una gran ansiedad que lleva, en ocasiones, a evitar las situaciones temidas y en otras ocasiones a soportarlas, pero sintiendo una ansiedad o malestar intensos. Los comportamientos de evitación, la anticipación ansiosa (pensar una y otra vez en la situación temida que tendrá que soportar) y la ansiedad que aparece interfieren con la rutina normal de estas personas, con sus relaciones laborales (o académicas) o sociales o bien producen un malestar intenso.

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Trastorno de ansiedad generalizada

Consiste en ansiedad y preocupación excesiva sobre una amplia gama de acontecimientos o actividades (como el rendimiento laboral o escolar). Este estado de constante preocupación resulta muy difícil de controlar. La ansiedad y preocupación se asocian a tres o más de los siguientes síntomas: inquietud e impaciencia, fatigabilidad fácil, dificultad para concentrarse o tener la mente en blanco, irritabilidad, tensión muscular, alteraciones del sueño (dificultad para conciliar o mantener el sueño o despertarse cansado).

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Trastorno de pánico

El trastorno de pánico consiste en ataques de pánico inesperados y recurrentes.

Dichos ataques consisten en un miedo intenso acompañado de cuatro o más de los siguientes síntomas, que se inicia bruscamente y alcanza su máxima expresión en los primeros 10 minutos:

  • Palpitaciones
  • Sudoración
  • Temblores o sacudidas
  • Sensación de ahogo o falta de aliento
  • Opresión en el pecho
  • Sensación de atragantarse
  • Náuseas o molestias abdominales
  • Inestabilidad o mareo
  • Sensación de irrealidad o de estar separado de uno mismo
  • Miedo a perder el control o volverse loco
  • Miedo a morir
  • Entumecimientos u hormigueo
  • Escalofríos o sofocaciones.

Después del ataque aparece una inquietud persistente ante la posibilidad de tener otro ataque, preocupación por las consecuencias de la crisis (perder el control, sufrir un infarto, "volverse loco"...), cambio significativo del comportamiento relacionado con la crisis.

El trastorno de pánico puede darse con o sin agorafobia. La agorafobia consiste en la aparición de ansiedad al encontrarse en lugares o situaciones donde escapar puede resultar difícil (o embarazoso) o donde, en caso de aparecer una crisis de angustia, pueden no disponer de ayuda. Los temores agorafóbicos suelen estar relacionados con un conjunto de situaciones características, entre las que se incluyen estar solo fuera de casa, mezclarse con la gente o hacer cola, pasar por un puente, viajar en autobús, tren o automóvil... Estas situaciones que se evitan se soportan a costa de un malestar o ansiedad significativos por temor a que aparezca una crisis de angustia o síntomas similares, o se hace indispensable la presencia de un conocido para soportarlas.

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Trastorno de estrés postraumático

A. La persona ha vivido, presenciado o le han explicado uno (o más) acontecimientos caracterizados por muertes o amenazas para su integridad física o la de los demás y ha respondido con un temor, una desesperanza o u horror intensos. Dicho acontecimiento es reexperimentado una y otra vez a través de una o más de las siguientes formas:

  • Recuerdos del acontecimiento recurrentes e intrusivos que provocan malestar.
  • Sueños de carácter recurrente sobre el acontecimiento que producen malestar.
  • El individuo actúa o tiene la sensación de que el acontecimiento traumático está ocurriendo (se incluye la sensación de estar reviviendo la experiencia, ilusiones, alucinaciones y episodios de flashback).
  • Malestar psicológico intenso al exponerse a algo que simbolice o recuerde algún aspecto del acontecimiento traumático.

B. Se da una evitación persistente de todo lo relacionado con el trauma y un embotamiento general del individuo tal y como indican tres o más de los siguientes síntomas:

  • Esfuerzos para evitar pensamientos, sentimientos o conversaciones sobre el suceso traumático.
  • Esfuerzos para evitar actividades, lugares o personas que motivan recuerdos del trauma.
  • Incapacidad para recordar un aspecto importante del trauma
  • Reducción acusada del interés o la participación en actividades significativas
  • Sensación de desapego frente a los demás.
  • Restricción de la vida afectiva (por ejemplo, incapacidad para tener sentimientos de amor).
  • Sensación de un futuro desolador (por ejemplo, no espera obtener un empleo, casarse, formar una familia o, en definitiva, llevar una vida normal).

C. Síntomas persistentes de aumento de la activación, tal y como indican dos o más de los siguientes síntomas:

  • Dificultades para conciliar o mantener el sueño
  • Irritabilidad o ataques de ira
  • Dificultades para concentrarse
  • Hipervigilancia
  • Respuestas exageradas de sobresalto

Todas estas alteraciones se prolongan más de un mes. Cuando la duración es menor de tres meses se habla de trastorno de estrés postraumático agudo, y cuando se prolongan por tres meses o más se habla de trastorno crónico. Sin tratamiento puede durar años.

Cuando el trastorno que sigue a un acontecimiento traumático tiene una duración de entre 2 días y un mes, recibe el nombre de trastorno por estrés agudo.

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